Capítulo 41: Furia y Melancolía

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Somos sepultados en sueños rotos

Somos hundidos hasta las rodillas sin suplica alguna

No quiero saber como es vivir sin ti

No quiero conocer el otro lado de un mundo sin ti 




Pov's Bill



Desde que la grieta apareció, todo se volvió inestable y con riesgo a derrumbar.

Desde que la herida fue hecha, comenzó a infectarse y a pudrir toda la piel a su alrededor.

Desde que Dipper desapareció, todo lo que había creado caía en crisis y destrucción. 



Ansié su regreso con todo mi ser. Ansié sus labios y sus finas manos abrazar mi cuello. Ansié su voz decir mi nombre entre suspiros llenos de amor. Ansié limpiar sus lágrimas en las noches que él despertaba.

Ansié decirle que quería unirme a él hasta la eternidad.



Y el destino es irónico... y cruel.



Jamás pensé decir que algo era más cruel que yo mismo.


Cuando mis pesadillas trajeron a algunos integrantes de la Cabaña, no pude evitar emocionarme. Me erguí en mi trono, listo para recibir con brazos abiertos a mi lindo pino.

Pero ese entusiasmo se esfumó cuando lo vi entrar en brazos de Signo de Pregunta. Su pálido rostro no había perdido su hermosa delicadeza llena de curiosidad, pero se veía triste y apagado. La ropa que antes le quedaba bien colgaba de él, claro signo de que había adelgazado con alarmante rapidez.


Me acerqué a grandes zancadas hacia mi niño, arrebatandoselo al antes robusto chico. Vi de reojo a Astaroth llevarse al demonio que había ayudado a la Cabaña, pero es lo último que me importó. Todo estaba centrado en Dipper y en sus irregulares latidos.

Me llevé a Dipper hacia su antigua recámara, la cual se mantenía intacta desde su partida. Mi hermano me siguió pisando mis talones, aunque no me molestó. En estos momentos, necesitaba a un demonio que supiera artes medicinales. Tampoco le tomé importancia a que la familia de Dipper me siguiera.

Lo que si comenzaba a hartarme eran el llanto de cierta rubia. Son lamentos escandalosos y fastidiosos, y sorbía su nariz cada dos sollozos.



Cállate, ladrona.



Acosté a mi lindo Pino en la cama que estaba acostumbrada a acunarlo.

Su naturaleza había sido liberada con inmensa magnitud en un cuerpo débil y con apenas fuerzas para poder respirar. Su pulso era lento e inestable, mientras respiraba con dificultad. Las energías se le iban como agua entre los dedos.

•~Nada Ha Cambiado ~•~BillDip~• #PremiosGravity2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora