Capítulo 6: Cara a cara

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Decir que Haku sentía miedo era definirlo de manera suave. Sí, la batalla psicológica que habían librado durante semanas contra aquella mujer había hecho mella en él y ahora sentía temor ante lo que se podía encontrar. Aún así, no pudo hacer otra cosa sino fingir valentía. Un ninja no podía dejar entrever sus debilidades.

-Nos volvemos a ver...-les dijo la hermosa mujer cuando estuvo frente a ellos, junto con los otros individuos.- La verdad, tuve mis dudas con respecto a la cita, pensé que si Zabuza se dejaba engañar tan fácilmente es que no era digno de la fama que se le daba.

El tono mordaz la acompañaba como un complemento indispensable de su persona. Zabuza no se dejó acobardar.

-Pregúntate primero quién ha caído en la trampa de quién, el juego acaba de empezar.

Sin darle tiempo a reaccionar, el ninja veterano sacó un artefacto de un bolsillo oculto entre sus ropas. Ni siquiera Haku sabía que lo llevaba escondido, se sorprendió por la rapidez con la que Zabuza lanzó el diminuto explosivo hacia sus atacantes después de escucharse un breve "clic".

A tan corta distancia, no tuvieron margen de reacción y el explosivo estalló en medio de una cortina de humo. Haku y Zabuza dieron un ágil salto atrás para ponerse a una distancia prudencial y comprobar el resultado.

La humareda se despejó dejando a la vista el cuerpo sin vida de uno de los ninjas.

-Ha muerto para proteger a sus compañeros...-concluyó Haku, estupefacto.

-No, no, no. -respondió con una risita una voz familiar tras ellos.- Lo ha hecho para protegerme a mí. Eres un poco... ignorante, Zabuza sí que sabe jugar a este juego.

Rápidamente, se voltearon para encontrar a sus adversarios sobre unas rocas a sus espaldas, mirándolos con superioridad desde las alturas.

La única que no presentaba heridas era la fémina.

No había tiempo para vacilar, Haku concentró su chakra y en unos segundos condensó el aire formando un espejo helado frente a sí y lo cruzó para aparecer justo encima de sus oponentes, que atacó con una lluvia de agujas.

-¡Idiota!-le gritó Zabuza.

Confuso, Haku comprobó como las personas que tenía delante se transformaron en azulados pétalos, ahí ya no había nadie.

-¡Mierda! -el joven apretó los dientes en una mueca de rabia contenida, cayendo entre los pétalos sobre las rocas.- ¡Mierda, mierda...!

No era propio de él hablar así, pero tampoco comportarse tan imprudentemente. Si no hubiera sido tan imprudente, se hubiera percatado de su error antes de cometerlo. Zabuza sí lo sabía y por eso le había insultado.

-¡Han venido a probarnos y les muestras tus mejores armas! ¿Por qué usas tus habilidades? ¡Ya saben que eres un superviviente del Clan Yuki y puedes combinar el viento y el agua! ¡Perfecto!

-Admito que no ha sido muy inteligente...

Zabuza lo miraba furioso, más que a sus adversarios. Haku también estaba furioso pero no sabía ni con quién, a lo mejor era sólo con la situación en general. A lo mejor era sólo consigo mismo.

-Ahora ya saben tu manera de luchar, y además que no piensas antes de actuar.

-Tú también te has defendido...-protestó Haku, sin ánimo.

-He lanzado un arma oculta, todos los ninjas llevamos encima armas ocultas, ¿le he dado alguna pista sobre mis debilidades? No.

Abatido, Haku resopló. Toda aquella misión había sido, además de una pérdida de tiempo, un fastidio que los había hecho discutir.

El saquito de monedas que le había entregado la alcaldesa por el encargo tintineó en el interior de su manga derecha, eso le dio una idea. Haku sonrió.

-Tenemos que agradecerle a la amable alcaldesa tan generoso trabajo.

Lo dijo fingiendo interés, y con gesto teatral intercambió una mirada con su compañero.

-Vayamos a hacerle una última visita.- aprobó Zabuza.- Seguro que se alegrará de vernos.

Rieron para sí. Haku no se consideraba rencoroso, incluso si intentaban hacerle daño era capaz de perdonar. Pero si el perjudicado era Zabuza, sentía que debía castigar a esa persona, o al menos mandarle una advertencia.

Y, a pesar de todo, Zabuza tampoco era rencoroso. Pero, aunque no lo diría en voz alta, le pasaba igual que a Haku: no soportaba la idea de que hirieran a su compañero.

Juntos, emprendieron la vuelta hacia la aldea. Haku estaba algo cansado, así que se agarró del brazo del otro ninja para caminar junto a él y apoyándose un poco.

-A veces me acuerdo de Naruto, en días como hoy.-confesó.

-¿Ese chico? -A Zabuza le sorprendió, no habían hablado mucho de ello desde la derrota. Era un trago amargo.- ¿Por qué precisamente ahora?

-Pelearon contra nosotros y ganaron limpiamente, es todo lo contrario a lo que nos sucede ahora con esta mujer. Ni siquiera sabemos su nombre...

-Ni sus motivos.- añadió Zabuza.

Al atardecer llegaron a la aldea, todos se alegraron de ver de vuelta al "Sr. Sato" y su acompañante. Salvo una excepción, claro está: la alcaldesa. Fue suficientemente prudente como para fingir ante todos alegría, y disimuló bastante bien.

-Deben de estar cansados, -les dijo cuando se hubieron presentado en su casa.- me dijeron que les encantó la posada, ¿no sería una buena idea que se fueran ya a descansar?

El intento de echarles rápidamente era poco sutil, así que Zabuza también fue poco sutil.

-Si tú también quieres descansar plácidamente esta noche, dobla el pago que nos hiciste.-la alcaldesa ya no pudo disimular la mezcla de pánico y rabia, y se frotó las manos nerviosa.- Si no, creo que quizás mañana este pueblo no sabrá que fue de su alcaldesa.

A regañadientes, fue al interior de la vivienda en busca del dinero.

-¿Crees que va a avisar a alguien para que nos eche?-preguntó Haku dudoso.

-No es tan estúpida, sabe que está acorralada.

Pocos minutos después la anciana regresó con otra bolsita de dinero idéntica a la que había entregado a Haku con anterioridad y se la entregó a Zabuza con manos temblorosas.

-No vuelvan a aparecer por aquí...-fueron sus últimas palabras.

-Descuide, no lo haremos.

Satisfechos, se marcharon para pasar la última noche en aquella desagradable aldea.

Orquídeas (Zabuza x Haku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora