Decimoquarto Capítulo

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Mi cara de disgusto y tristeza posiblemente les implicaba un signo de interrogación a todos los presentes en el autobús público, porque para ser sincera mi expresión es difícil de ignorar.

Aún seguía cruzada de brazos y respirando profundo, tratando de contenerme. Decidí tomar mi móvil y los auriculares, de modo que pudiese relajarme, busque en mi lista de reproducción y "Come As You Are" de Nirvana empezó a sonar; recuerdo que Agatha me había hecho descargarla para que la usara de tono cada vez que ella me llamara.

No estaba molesta, no puedo enojarme con el por no contenerse y tener varias a la vez, es libre de hacer lo que quiera y quien soy yo para impedírselo o reclamarle. Más bien estoy decepcionada.
Esperaba mucho más de él, creía que era uno de esos chicos que ven el mundo de forma diferente, que saben respetar a una chica y son leales, pero me había equivocado y probablemente yo solo era otra más de su juego.

¿Y aquel beso...?

Demonios, aquel beso.
Juro qué todavía puedo sentir sus labios sobre los míos, seguro todo aquello del intento de besarme había sido parte de su estrategia.

El autobús se detuvo en mi parada y salí del mismo, camine unas cuadras hasta llegar a casa, abrí la puerta mientras las manos me temblaban, no era sorpresa, había contenido las lágrimas por mucho tiempo y ya estaba ansiosa por desahogarme.

Llegue hasta mi habitación y a pesar de que no hubiese nadie me encerré en la misma y llore más bien de decepción que de enojo, como ya había mencionado antes, porque simplemente había sido lo suficientemente tonta como para creer que el seria diferente.
Decidí llamar a Agatha, sola ella podría entenderme en estos momentos.

Empece a llamarla, probablemente tuve que haberlo hecho algunas cuatro veces pero al medio de la quinta desistí y recordé que lo que me había dicho la última vez que hablé con ella, hace algunas siete horas:
"Estaré toda la tarde en un viaje comunitario de la patética secundaria privada para bastardos inútiles y demás ricachones, por si no contesto"

De veras necesitaba hablar con alguien, así que en medio de mi desesperación decidí empezar a buscar en mis contactos alguien con quien pudiera conversar, al menos alguien que sabía que no me juzgaría.

¡Verona!

McLauyn sería la única a pesar de Agatha que entendería esto a la perfección, a pesar de qué tenga que contarle la historia desde el principio, ya que no sabe nada de Jov hasta dónde entiendo.

Así qué decidí enviarle un mensaje antes de llamarla:

"Vero, ¿andas ocupada?"

Ella respondió a los pocos minutos:

"Para ser sincera, no estoy haciendo nada, ¿sucede algo?"

Le respondí:

"Necesito hablar"

Contesto:

"¡Que no se discuta! Llámame"

Me limpie las lágrimas antes de llamarla, a pesar de que no pudiese verme, quizás así podría recuperar un poco de aliento antes de hablar.

*Llamada telefónica con Verona"

—Suéltalo —dijo al descolgar.

—Si no te lo cuento yo, no lo creerías de nadie más—conteste.

—Entonces es grave, vamos, me muero de intriga —dijo con ligera emoción. Empece a contarle todo desde Alex's Café, donde nos conocimos hasta hace unas horas, salte la parte de la pelea con Ruth, aquello era algo que ella ya conocía, ya que era en ella en quien me refugiaba cuando Ruth y su ejército atacaban y claramente conocía la razón de su enojo. —Creo en definitiva que lo que hiciste fue lo mejor— dijo una vez finalice.

—Ya se, pero estoy extremadamente decepcionada —conteste.

—He escuchado de él y por lo que he escuchado definitivamente no tiene la mejor fama del mundo, pero de veras creo que contigo el no es como con las demás —comento.

—¿Pero qué me asegura eso? —pregunte.

—Supongo que aquello es algo que sabrás al pasar del tiempo, ya sabes el "todos son culpables hasta que se demuestre lo contrario" —hasta pude sentirla haciendo las comillas.

—No lo sé, Verona. De veras que todo esto me molesta, ¿Recuerdas a James? Pues desde esa vez no había sentido nada por nadie y ahora finalmente lo siento y mira como resulta—dije nuevamente decepcionada.
James Matthew fue más un amor platónico, sólo que dolía igual como sí supiese que de veras podría pasar.
Aunque sorprendentemente, si tuvimos historia.

—De veras creo que deberías darle una oportunidad a Jov, puede que duela, pero a veces hay que tomar riesgos—contesto. —En todo caso, es bueno dejarle saber cuanto te molesta lo que sucede.

—¿Y qué sí no quiere volver a verme? —pregunte.

—Gabrielle, ¡El chico corrió por todo el centro comercial para alcanzarte! Y no dudes en que estará muy pronto en tu balcón pidiéndote disculpas —exclamo.—Pero en el momento en que lo haga, muéstrate fuerte y dolida, para que le quede bien en claro cuanto te molesto.

—Supongo que eso será entonces—me encogí de hombros aunque no pudiese verme.

—Ya veras como mejorara; sólo no pierdas la esperanza, estoy segura que debajo de toda esa capa de mujeriego y mala fama se encuentra un chico increíble, dispuesto a enamorarse— finalizo. —¿Estas en tu casa?

—Si, estoy sola, papá y Gwen están de Luna de miel —dije algo asqueada.

Verona soltó una risa.

—Bueno, deja y me paso por allá —comento.

—Genial y gracias de veras—dije con una sonrisa.

—No hay de que—sentí como sonrió.

A los pocos minutos Verona ya se encontraba en mi casa, hablamos unos minutos más sobre el tema y después ella propuso una película.
Nos dirigimos hasta el sofá, buscamos algunas mantas, para luego sentarnos y buscar algo que ver.

Íbamos viendo un especial de los noventa, desde el Titanic hasta Forrest Gump cuando mi móvil empezó a sonar indicando una llamada.

Era él.

—¿Qué hago?—le pregunte a Verona.

—No le contestes, recuerda lo que hablamos —respondió. Decline la llamada. Volvió a llamar. —Demonios, vaya que es persistente.—comento Verona, volví a declinar la llamada y volvió a llamar.

Esto tardaría un buen rato.

Narra Jov:

—Se que esta recibiendo las llamadas pero me las esta declinando —dije después de las cuarta llamada.

—Entonces deja de insistir —comento Amélie.

—Aquello no funciona conmigo —refute y volví a llamar.

—Terminaras logrando que te bloqueé —canturreó Amélie  ligeramente.

—Ya quisieras —me encogí los hombros con soberbia.

Aunque de veras creía que ella sería capaz de bloquearme.

—Si esta es tu manera de llamar su atención, pues la misma da asco—hizo una mueca —Yo también estuviese declinando las llamadas.

—¿Tan mal estuve? —pregunte ya resignado.

—No, le fuiste sincero, pero lo que estuvo mal fue el que se haya enterado de otra persona, quien sabe lo que la misma pudo haberle dicho de ti a parte de tu reputación como Playboy. Tu viste como reacciono.

—Tienes razón —me encogí de hombros —¿Pero cómo puedo hacer para disculparme?

Amélie y yo pensamos por unos momentos.

—Creo que tengo la idea perfecta.

(...)

Sólo espero que este plan salga, porque no voy a aguantar que estemos así.

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⏰ Última actualización: Aug 13, 2017 ⏰

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Gabrielle & Jov.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora