~015~

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YoonGi's Pov

Entramos a la habitación y me soltó de golpe en la cama. Se giró hacia la puerta y echó el pestillo con torpeza para luego girarse y mirarme apoyándose en la puerta. Su mirada estaba como... ida, como si no estuviese aquí... comenzó a desvestirse y mi pánico iba en aumento.

— ¿P-por qué te desvistes, H-Hobi?

Una vez desnudo se acercó a mi y agarró mis muñecas, tumbándome en la cama. La ansiedad y el miedo se estaban apoderando de mí. Se colocó sobre mí y me besó algo brusco a la vez que me quitaba la ropa con torpeza.

— H-Hobi... ¡Agh! ¡Basta, HoSeok!

Pero mis esfuerzos por apartarle no servían de nada, ni mis voces tratando de llamarle la atención, pues a los pocos momentos me cubrió la boca con la mano.

Impotente por toda la situación le mordí la mano, pero yo no me esperaba que me diese una bofetada como aquella. El fuerte golpe hizo que girase la cabeza y guardase silencio por el shock. Mi cara ardía y mis ojos se sentían cada vez más llenos de lágrimas. Me había pegado... ese no era mi Hobi, Hobi jamás me haría daño.

Pero, ¿y si siempre ha sido así pero no me había dado cuenta? ¿Y si me había condenado a mí mismo a vivir en una continua pesadilla?

Siguió moviéndome a su antojo, yo aún en Shock. Lo próximo que noté fue su enorme pene atravesándome de una fuerte estocada, mis tejidos desgarrándose a causa de su fuerza ejercida contra mi ano. Solté un fuerte grito de dolor y las lágrimas no tardaron en salir.

Intenté apartarle empujándole por los hombros, pero el dolor se había llevado toda mi fuerza y el intentarlo sólo causó que agarrase con fuerza mis muñecas contra el cabecero de la cama.

— ¡Hobi, basta ya! ¡Me haces daño, Hobi! ¡Duele! ¡Basta, por favor!

No paraba de gritar pero en lugar de parar cada vez aumentaba más el ritmo.

Sentía dolor, agonía, angustia, odio... pero estaba decepcionado. Jamás pensé que él me haría algo así, pero lo hizo...

Siguió moviéndose por un par de minutos, de los cuales cada segundo se me hizo eterno, y después se corrió en mi interior. Sólo pude jadear, mi voz casi perdida, la garganta destrozada de tanto gritar y los ojos hinchados de tanto llorar.

Salió de mi interior y se levantó. Su rostro estaba pálido y mi cuerpo destrozado. Alcancé a darle una patada, ni siquiera vi donde le di, sólo sé que tampoco se quejó.

— ¡Cabrón! — grité, o al menos lo intenté, con la voz destrozada.

Se quedó quieto mirando a la puerta. Por un momento tuve miedo de que se diera la vuelta y volviese a hacerlo, pero el lugar de eso se cayó de rodillas mirando a la puerta y después cayó bocabajo, tumbado de cara al suelo, haciendo sonar un golpe seco.

— ¡Si eso es un numerito para que te haga caso o te perdone te van a dar mucho por culo! ¡Joder! — no podía apenas moverme. Las muñecas y la mejilla amoratadas, la espalda dolorida por mis intentos de soltarme de su agarre, y mi culo ardía como el infierno. Parecía que tenía el corazón ahí.

Seguí llorando, esperando que se levantase y volviese a ser él, el Hobi cariñoso que jamás me haría daño. Pero no lo hizo, peor que eso. Se quedó en esa postura, sin moverse, sin hacer ni un sólo ruido.

A los cinco minutos había conseguido reunir valentía suficiente para levantarme, pero al hacerlo perdí la fuerza en las piernas y caí al suelo soltando un alarido de dolor. Miré hacia abajo al notar algo húmedo caerme por los muslos. Pensé que sería su semen, y ojalá hubiese sido sólo eso. Era sangre. Estaba sangrando.

Me mareé, notando como mi rostro palidecía. Al rato conseguí levantarme y tomé mi ropa. Agradecí que mi pantalón fuese negro porque al vestirme me di cuenta de que la sangre apenas se notaba. Me vestí conteniendo sollozos y le miré.

Suspiré.

Pues bien es cierto que me había hecho más daño esa noche que el daño que yo me había hecho en toda mi vida. Tanto físico como moral. Pero también era cierto que no podía dejarle ahí, estaba claro que estaba muy borracho y que se había desmayado. Y no parecía que fuese a despertarse hasta el día siguiente.

Tomé mi móvil y llamé a un amigo mío, uno de los dueños del bar en el que estábamos, un poseedor de la llave maestra de todas las habitaciones, para que subiese a ayudarme. Me debía un favor desde hacía un par de años, ya era hora de que me lo devolviera.

A los pocos minutos apareció en la habitación, y, sin decir nada, cogió a Hobi en brazos y desapareció de la sala llevándoselo en brazos. A los minutos volvió e hizo lo mismo conmigo, llevándome a su coche.

Agradecí que sólo hablase para pedirme la dirección de la casa porque ¿cómo iba a explicarle eso a alguien? No podría, me derrumbaría en seguida.

Nos llevó a casa y sacó a Hobi del coche. Le subió a la que supuso que era su habitación porque era la única abierta con un cartel sonriente en la puerta y en la que no había nadie. Le dejó en la cama antes de volver conmigo y hacer lo propio. Me dejó en mi cama y se despidió, dejándome sólo con mi dolor y mi sufrimiento.

En aquel momento hubiese preferido morirme, pero en su lugar me hice una bolita a oscuras, tapándome todo lo que me fue posible para no dejar ni un centímetro de piel a la vista, llorando desconsoladamente y gritando contra la almohada hasta dormirme. Dormirme para no descansar, las pesadillas no me dejaban, y la paranoia hacía que sintiese unos delgados dedos tocando mi piel.

Sabía que era mentira, que no era real. Pero el miedo no se iba, sus gemidos, el dolor... cada vez se sentían más...








¡Hey! Aquí Esty.

Sorry por no haber actualizado antes, problemas familiares. Espero que os guste este capítulo. (Esty quiere ver el mundo arder >:D)

Enséñame a quererte... ~YoonSeok~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora