Han pasado ya casi 6 años desde que Bill fue derrotado. Dipper y Mabel regresan para sus últimas vacaciones de verano antes de ingresar a la Universidad, pero un nuevo enemigo aparece en el pueblo, ligado aun importante descubrimiento realizado por...
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Dormir en la Mansión Noroeste siempre era bastante extraño para Dipper, aunque Mabel realmente lo disfrutaba. A raíz de los nuevos descubrimientos y el ataque a los Pines durante el viaje a la Caverna, Fiddleford sugirió que durmieran con él hasta resolver el misterio que les rodeaba. Tenía dinero, habitaciones de sobra y gente a su servicio que les brindaría la atención necesaria para cualquier situación.
El tío Ford lo dudó al inicio, pero aceptó al darse cuenta de la practicidad que eso significaba. Dipper aceptó por compromiso. Sobra decir que Mabel y Stan aceptaron completamente emocionados y corrieron de inmediato a elegir habitación.
Por supuesto, no llevaban ropa para cambiarse, para eso habían tenido que regresar por sus pertenencias a la mañana siguiente antes de continuar con la investigación. El tío Ford puso al corriente a Dipper, mientras Stan y Mabel jugaban una partida de Póker en una de las mesas menos ocupadas. Fiddleford tecleaba rápidamente en su computador y hacía una que otra modificación a un dispositivo similar a un celular que tenía conectado. Rápidamente los tres genios comenzaron a sacar teorías y cálculos estadísticos. Un mayordomo les llevaba comida y algo para picar de vez en cuando.
– El tío Stan y yo iremos al pueblo – dijo Mabel agarrando su mochila – ¿Quieren que les traigamos algo de allá?
– No creo que sea una buena idea, Stan – dijo Ford
– Sí, ¿qué tal si los atacan las arphinges o alguna otra criatura? – corroboró Dipper
– ¡Que lo intenten! – exclamó Mabel – con mi súper fantástico dije de la suerte, NADA nos podrá atacar.
– Mabel, aún no sabemos si funciona en todas las criaturas.
– Sí, no tuvimos oportunidad de saberlo cuando esquivamos el ataque de la Quimera.
– ¡Oh vamos, chicos! ¡Necesito aire fresco! – dijo Mabel negada a quedarse encerrada un minuto más – Soy un espíritu libre y me marchitaré como flor en pleno invierno si continúo aquí.
– Bien, pero lleva esto de protección – dijo Fiddleford mientras le entregaba una extraña bebida en un tubo de ensayo.
– No me dará una voz extraña como a Dipper aquella vez, ¿cierto? – preguntó la adolescente
– No, esa era un tónico de voz. – explicó el viejo loco – Esta te brindará fuerza muscular extra por si necesitas huir, golpear o morder el asta de un alce.
– ¡Genial! – exclamó Mabel
– Funcionará durante 1 hora, no abuses de su poder.
– De acuerdo
– ¿No hay nada para mí? – Preguntó Stan.
– El brebaje de vitalidad – respondió Ford entregándole un vaso con una bebida similar a una soda de naranja.
