Han pasado ya casi 6 años desde que Bill fue derrotado. Dipper y Mabel regresan para sus últimas vacaciones de verano antes de ingresar a la Universidad, pero un nuevo enemigo aparece en el pueblo, ligado aun importante descubrimiento realizado por...
– Yo soy una vidente, Dipper – respondió de golpe – Puedo ver cosas que los otros no.
– ¿Cómo que una vidente? – preguntó el chico.
– Es un don con el que nacen algunas personas – respondió Ford – A lo largo de los años he logrado encontrarme con algunas personas que tienen un poder similar.
– Yo no lo llamaría "don" – dijo Maddie – Toda mi vida he tenido que lidiar con esta... "situación" (así lo llamaba mi padre) y no es agradable.
– Si puedes ver el futuro ¿Cómo es que no sabías qué iba a pasarle a Mabel? – preguntó el joven a la defensiva.
– No las controlo yo – respondió con pesar – Llegan repentinamente. A veces hablan del pasado de alguien, en ocasiones son visiones que ocurren en ese momento desde la perspectiva de alguien más. No siempre hablan del futuro. No es una ciencia exacta.
– Así es como supiste lo del segundo cascabeleo, entonces – pensó Dipper en voz alta.
– ¿Cascabeleo? – preguntó el tío Stan.
– Sí – afirmó Dipper – Cuando la quimera nos atacó, Maddie me advirtió sobre un cascabeleo. – De pronto se sintió ligeramente culpable – Su advertencia permitió que la Umbra rompiera la piedra y ustedes fueran libres.
– Así es – asintió Maddie más tranquila, la esperanza volvía lentamente – En mi visión una criatura te atacaba, aunque no tenía forma exacta.
– Y veías que la esquivaba, me imagino – dijo Stan – Me encantaría poder usar ese poder en la Ruleta – Ford le dio un codazo.
– En realidad... la umbra mordía a Dipper... – dijo Maddie desviando la mirada para evitar sonrojarse. – No podía permitir que algo así le pasara a un amigo de Wendy – mintió. – Gracias a esa habilidad logré ver cómo dejaban a Mabel en la puerta trasera de Le Chat.
– Oh Mad. – dijo la pelirroja mayor y abrazó a su prima.
– Genial, ahora sí me siento culpable – reaccionó Dipper aventando la tapa de su lata vacía al bote de basura.
– No te culpo – le consoló – Yo también sospecharía de mí si hubiera estado en tu lugar.
– ¿Y sobre la Voz de las Bestias? – preguntó el tío Ford – ¿Qué sabes al respecto? ¿Porqué dices que te ha perseguido toda tu vida?
– Porque es verdad – respondió – Hace varios años, tuve una visión muy fuerte mientras dormía – dijo mientras sacaba de su mochila una libreta y comenzaba a trazar un dibujo rápidamente. – Lo dibujé en un cuaderno de dibujo para no olvidarlo y al día siguiente una umbra me visitó. Dijo que su maestro necesitaba saber la identidad de los símbolos alrededor. Pero como no se las supe decir me ha perseguido desde entonces. Siempre a la espera de averiguar quiénes son, siempre atacando a quienes más tenía cerca, creyendo que así se lo diría. – Les mostró la imagen de Bill dentro de un triángulo y a su alrededor tres imágenes ya familiares: una estrella brillante, una estrella con puntas circulares y abajo una mano con un ojo en el centro. Todos los presentes ahogaron un grito.
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