VIH positivo (Solo es sangre)

Capítulo 5

—Ella no se llama Gabriela, se llama Amira—continuó diciendo Luis.

—Ahhh entonces creo que me confundí de persona— dijo mirándome —Amira ¿Me conoces?—sonrió y pude ver que sabía la verdad.

—No —dije de inmediato, el sudor empezaba a salir de mis manos.

—Bueno pues mucho gusto yo soy Mario— extendió su mano de nuevo.

—Yo Amira —le di la mano.

—¿Qué es lo que quieres?— preguntó Luis haciéndome reaccionar y despegar nuestras manos.

—Nada, olvídalo —dicho esto salió por la puerta.

—No hagas caso— dijo Luis.

—No te preocupes, pero ya debo irme ¿Me podrías prestar tu cuaderno? mañana te lo devuelvo.

—Claro —me lo paso— ven, yo te llevaré.

Salió de la Habitación, mi corazón acelerado por lo que había pasado, sabía que Mario me  había reconocido.

—¡Luis! ¿A dónde vas? —Mario salió de la cocina.

—Llevaré a Amira a su casa.

—Yo la llevo, quédate. 

—Gracias hermano —me miro —Amira vete con él dijo subiendo las escaleras.

—No yo puedo irme so...

—No te preocupes— interrumpió Mario —Yo te llevaré Gabriela —sacó las llaves de su bolsillo —Acompáñame.

Lo seguí mientras pensaba en una forma de escapar, nada llegaba a mi mente.

Llegamos a un volksvaguen algo viejo pero bien cuidado.

—Sube— dijo una vez adentro.

Subí como él lo indico, al asiento del copiloto.

  —Entonces ¿Cómo prefieres que te llame? Amira o Gabriela—me miró.  

 —Siento mucho haberte mentido pero no le iba a decir mi nombre a un extraño. 

 —No me dices tu nombre pero vas conmigo y me enseñas donde vives, creo que tienes mal instinto de supervivencia.  

 —Lo se, lo siento— me disculpé. 

 Estaba a punto de responderme cuando sonó su celular.

 —¿Qué? ¿De qué hablas? Claro que no ¡No soporto más esto! 

 Lo escuchaba gritar al teléfono mientras fruncía el ceño y se enojaba cada vez más hasta que lo colgó de golpe.

 —Lo siento por eso— se disculpó

 —No te preocupes, entiendo —me limite a decir.

 —¿Cómo conociste a mi hermano?— preguntó para cambiar de tema. 

 —Como te dije anoche, soy nueva aquí ...  

 —Así que ¿Eso si era verdad? —me interrumpió. 

 —Si—dije algo nerviosa—como te decía, soy nueva y hoy me inscribí en la universidad en la carrera de Literatura, una maestra le encargó a Luis ponerme al día sobre las clases y así termine en tu casa.  

 —¿Te puedo decir algo?— preguntó.  

—Claro—lo mire.

—Yo no estudio medicina, estudio psicología.

—Ahora me siento menos culpable—admití—pero ¿Por qué no te vi hoy en la universidad?

—Ahí solo estudia mi hermano, mis padres ya no le pagan la universidad privada supuestamente para enseñarlo a ser más humilde.