Capítulo 11

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Palidecí al instante, un frío abrazador recorrió todo mi cuerpo y mis manos empezaron a temblar, sentí como el aire comenzaba a faltar.

—Amira ¿Estás bien? —se acercó a mi preocupado.

—Escucha Mario, lo m-mejor s- será que o-olvides la idea de tener una cita, adiós —las palabras que le dije me dolían.

Seguí caminando sin siquiera darle la oportunidad de hablar, mi mente estaba nublada, los pensamientos estaban detrás de la ventana empañada de mi mente, nada era claro, la idea de que "Papá " nos encontrara me aterraba, ¿Qué sería de nosotras? ¿A dónde iríamos? eran demasiados pensamientos para mi sola.

El timbre sonó indicando que debía volver a clases. Caminé rápidamente hacia los pasillos, necesitaba llegar, sentía que ese era mi lugar seguro por el momento.

—Amira quie... —Luis frunció el ceño al verme —¿Qué te pasa? estás pálida.

—Na-nada- sonreí de manera falsa.

—¿Sabes que puedes decirme verdad?

—No me pasa nada, es que estoy algo hormonal— sonreí de nuevo.

—Oh, ya veo —se mostró algo incómodo y volvió a su asiento.

Las próximas horas de clases no hice más que pensar en Mario y en ese mensaje misterioso. No podía hablar con mamá, no quería preocuparla, primero necesitaba saber si era una mala broma de algún compañero antiguo. Por otro lado la propuesta de Mario me había dejado anonadada, si bien quería llegar a tener algo con él, sabía que era imposible, yo no sería más que un gran problema, no podía permitir que esto pasara de ser una amistad, aunque me doliera ... y si que dolía.

Las clases acabaron pronto, salí de prisa, evitando que Mario o Luis me alcanzaran.

Pronto estaba en casa, me dirigí a la ducha,la abrí sobre mi sin siquiera quitarme la ropa, necesitaba olvidar por un segundo lo que estaba pasando, me frustraba el querer llorar pero no hacerlo, me daba coraje que ese hombre posiblemente quisiera volver a mi vida, el saber que quería a Mario pero era imposible.

Media hora después salí de la ducha, mientras me vestía con una pijama a pesar de ser de día, mi teléfono sonó de nuevo.

Mi corazón se aceleró, tomé el teléfono y respire profundo, me calme al ver que era un mensaje de mamá.

"Llegaré más tarde, hay mucho trabajo no me esperes despierta"

Respondí su mensaje y me dirigí a la cocina, intente comer algo pero no pude hacerlo, no tenía apetito.

Horas después era de noche,volví a mi cuarto,mi teléfono sonó nuevamente, era una llamada de Luis pero decidí no tomarla, necesitaba estar unas horas conmigo misma.

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—Buenos días dormilona —la voz de mamá es la encargada de despertarme.

—Buenos días— abrí mis ojos lentamente, no recordaba haberme quedado dormida.

—No pusiste la alarma anoche así que decidí despertarte.

—Es muy temprano —me quejé.

—Era ahora o nunca, ya me voy al trabajo.

—Te explotan ahí, déjame ayudarte .

—No me explotan, yo pido horas extras así me pagan más y no tienes que trabajar.

—¡Déjame ayudarte!

VIH positivo (Solo es sangre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora