01.- Primer encuentro

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Haruka no podía creer que le hubieran dado un trabajo como profesora en UA, la prestigiosa academia de héroes de Japón, estaría en entrenamiento durante un mes y tendría que vivir en una residencia en la academia, pero luego de estar dos meses viviendo de sus ahorros ese trabajo era lo mejor que le podía suceder. Decidió salir a celebrarlo, sola por supuesto ya que no tenía amigos excepto sus peces de colores, que eran los únicos animales que cabrían en su minúsculo apartamento de alquiler.

Fue a una feria de atracciones cercana a su vecindario. Había muchos juegos y quería subir a la montaña rusa solo por diversión, pero antes quiso comer algo. Compró un helado de chocolate con maní y se sentó en un banco a observar a las personas y allí fue cuando los vio.

Un hombre rubio de apariencia alocada empujaba a un hombre pelinegro con apariencia de mendigo por la calle y le gritaba que si no caminaba por su cuenta lo arrastraría jalándolo por los pies por toda la feria. Al hombre pelinegro le fastidió la situación y simplemente se sentó en el suelo, sacó mágicamente un saco de dormir amarillo de un bolsillo de su chaqueta y se disponía a entrar en él frente a la mirada atónita del rubio cuando Haruka no pudo más y comenzó a reír.

Las personas la miraban como si ella estuviese loca, pero no lo podía evitar, acababa de sentir que el amor de su vida estaba sentado frente a ella con una apariencia horrible y un saco de dormir amarillo en la mano. Jamás pensó que ese momento sería así, pensó que su quirk sería útil en un momento diferente. Su tan odiado quirk podía hacer que ella sintiera cuando una persona estaba destinada a ser la pareja de otra, pero nunca pensó que de verdad funcionaría con ella misma. Definitivamente no le haría caso, ni muerta seria pareja de ese hombre tan horrible.

Estaba tan absorta en sus pensamientos y su risa que no notó que los hombres se acercaron a ella. ¡Oh no!, ¿Qué haría ahora? Se había reído de ellos en su cara, estaba muerta de miedo.

-¿De qué te ríes pequeña?- le preguntó el rubio mientras el otro solo la miraba fijamente. El corazón de Haruka estaba a mil por solo sentir la presencia del hombre pelinegro, maldito quirk.

-No soy pequeña, soy una mujer. Y no hablaré con extraños- se colocó de pie para irse, pero el hombre pelinegro se lo impidió tomando su brazo.

-Soy Aizawa Shouta. Ya sabes mi nombre, ya no soy un extraño, ahora dinos porqué te reías.

El corazón de Haruka iba a explotar, sentía cada latido y la sangre caliente corriendo por sus venas con furia, todo por ese hombre y su gruesa voz. Aun así, se le ocurrieron varias respuestas para ponerlo en su lugar, pero solo pudo contestar con la verdad, ese tal Aizawa se veía peligroso.

-S-s-s-soy Yukimura Haruka, y me reía porque era gracioso lo que hacían- Aizawa la seguía viendo intensamente y no soltaba su brazo.

-Hey, hey, Aizawa. Estas asustando a la pequeña, suéltala- el rubio salió en su defensa, seguro notó la cara de miedo de Haruka- Yo soy Yamada Hizashi, pero puedes decirme Mic, pequeña. ¡Ah! ¡Y tu helado se derretirá!- Haruka había olvidado que tenía un helado en su otra mano, de verdad Aizawa la había afectado.

Aizawa la soltó y dio media vuelta sin dejar a Haruka contestar.

-Muévete Mic, no tengo todo el día.

-Sí, sí. ¡Nos vemos pequeñaaaaaa! - le gritó a Haruka mientras seguía a Aizawa.

Haruka se quedó observando cómo los hombres se iban, acababa de dejar ir al amor de su vida, aunque seguro era un vagabundo, además, en una semana comenzaría su vida como profesora aprendiz de UA, no tenía tiempo para pensar en amor.

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