capítulo 4

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(Narra Jack)

Mireya después de decirme eso se fue a su cuarto, yo por dentro estaba saltando de la emoción, ella, la chica más perfecta, me había dicho que me quería, era lo único que necesitaba en este momento tan malo que acababa de vivir, aun me seguía preguntando que era lo que le había pasado a Madison, la verdad es que me preocupó mucho verla así, hace ya mucho tiempo que no se comportaba de esa manera, y la última vez fue cuando...

-ahora entiendo, ya hace 5 años que sus padres murieron- dije en voz baja para mí mismo, decidí ir a dormir ya que mañana tenía clases y estaba muy cansado por lo que había pasado. Cuando pasaba por el cuarto de Mireya su puerta estaba un poco abierta, sin querer mire y ella se estaba cambiando, estaba de espaldas así que no me vio, pero aun así me quede embobado al verla, cuando vi que si iba a dar la vuelta rápidamente seguí caminando hacia mi cuarto, me cambié y enseguida me dormí.

(Narra Madison)

Me desperté con la canción de "Darte un beso" me levante, y vi todo lo que había provocado ayer, me dirigí al baño y me mire en el espejo, tenía los ojos rojos e hinchados, decidí darme un ducha rápida, ya que era temprano supuse que todos aun estarían durmiendo, aprovecharía para ir al cementerio a ver a mis padres, cuando termine me abrigué bien ya que hacía un poco de frío fuera, sigilosamente cogí mi mochila para ir luego al instituto y me fui sin hacer mucho ruido, iba caminando por la calle pensando en todo y en nada a la vez, después de una hora llegué al cementerio compré unas flores y busque la tumba de mis padres, cuándo la encontré deje las flores sobre esta

 -buenos días papá, buenos días mamá, les dije que vendría temprano y bueno, aquí estoy- mis lagrimas inconscientemente volvieron a salir.  Dirigiéndome a la tumba, me arrodille ante esta y cubrí mi cara con mis manos

 -hoy ya hace cinco años que han muerto por mi culpa- dije con la cara aun cubierta por mis manos y llena de lagrimas

 -¡maldita sea, porque se han ido!- dije cabreada dandole unos golpes a la tumba

 -me hacen tanta falta...- dije con un hilo de voz apenas audible, y así entre lagrimas, palabras y pensamientos paso una hora y pico, en ese momento decidí irme al instituto. Me levante sacudí mi ropa y me encamine al instituto aun con los ojos hinchados. Después de dos horas caminando llegue al instituto con un aspecto horrible, había llegado en la hora del recreo así que fui hacia la fuente en donde me imagine que estarían todos; cuando llegué vi a la barbie en las piernas de mi mejor amigo , esa escena me dio asco y cuando la barbie me miro todos giraron a verme, y con todos me refería también a él, que me miraba con curiosidad e intriga. Cuando Jack me vio se quito de encima a la barbie y cuando ya estaba allí me abrazo fuertemente

 -ratona ¿dónde estabas? Me tenias muy preocupado- dijo desesperado mi rubio 

-Tienes los ojos hinchados, ¿fuiste a su tumba?-pregunto mí rubio

-si- dije con un hilo de voz apenas audible 

-ratona lo siento tanto- me dijo el abrazándome nuevamente

 -¿qué pasó huérfana a caso te dijeron que eres adoptada?- dijo Victoria con su horrible voz chillona, en ese momento lo único en lo que pensé era en arrancarle sus extensiones y romperle su nariz falta, pero antes de hacer nada Jack me agarro con fuerza

 -¿por qué no te callas? Ademas ¿ tú qué coño haces aquí barbi? ¿por qué no te vas con tus clones a joder a otra parte?- le dije con furia, ella solo me lanzo una mirada de asco y yo hice lo mismo 

-Victoria vete- le dijo esta vez Dani, esta solo lo miro con enojo

 -Victoria si no te vas de aquí ahora, soltare tu pequeño secreto- volvió a decir Dani cosa que tanto yo, como todos nos quedamos sorprendidos, la barbie lo miro con miedo y enojo a la vez así que lo único que hizo fue levantarse e irse de allí, nadie dijo nada solo hubo un silencio incomodo pero el timbre sonó y todos nos fuimos a clase, ahora me tocaba literatura con Dani, eso me ponía un poco nerviosa y no sabía porque, mientras caminaba sentí una mano que agarraba mi muñeca me gire para ver quien era y la verdad me espere a cualquiera menos a él,

 -¿te encuentras bien?- me pregunto con cierta ¿preocupación? 

-mmm... si gracias- dije un poco incomoda 

-yo...lo...siento...digo...por lo de ayer- dijo con nerviosismo

 -no te preocupes, todos decimos o hacemos cosas sin pensar- le dije con un poco de tranquilidad

-¿te...?-iba a decir algo pero se quedó callado y dijo algo tan bajo que no lo pude oír 

-¿te... qué?- le dije con curiosidad 

-nada, olvídalo, ¿qué tal si entramos ya a clase?-me dijo intentando cambiar de tema, yo solo asentí, cuando entramos el profesor también entró después de nosotros. Todos se callaron y él me vio con cara preocupada

 -Madison- me llama el profesor

-¿puedes venir un momento?- todos me miraban yo solo me levante y salimos al pasillo con Carmelo

-Madison...Jack me ha dicho lo que pasó, ya que los profesores no te han visto en las clases se preocuparon y les preguntamos a tu prima y a Jack- me dijo el serio

 -Madison, lo siento mucho, si necesitas algo lo que sea dímelo y tranquila todo pasara- me dice poniéndome una mano en el hombro en señal de apoyo 

-gracias- le digo intentado controlar mis lagrimas, con eso entramos a clase y mis ojos aun estaban hinchados y rojos 

-bueno chicos les voy a entregar el libro de Romeo y Julieta. Recuerden que cuando terminemos de leer el libro me lo tendrán que entregar- dijo el profesor entregándonos el libro, cuando me dio el mío me sonrió amablemente yo solo le di una media sonrisa

-bueno chicos, quien quiere leer el primer capítulo- dijo el profesor

 -Yo- levanto la mano mi compañero de al lado y empezó a leer, mientras yo lo observaba  

- ACTO PRIMERO

ESCENA PRIMERA

Una plaza de Verona

(SANSÓN y GREGORIO con espadas y broqueles)

SANSÓN.- A fe mía, Gregorio, que no hay por qué bajar la cabeza.

GREGORIO.- Eso sería convertirnos en bestias de carga.

SANSÓN.- Quería decirte que, si nos hostigan, debemos responder.

GREGORIO.- Sí: soltar la albarda.

SANSÓN.- Yo, si me pican, fácilmente salto.

GREGORIO.- Pero no es fácil picarte para que saltes.

SANSÓN.- Basta cualquier gozquejo de casa de los Montescos para hacerme

saltar.

GREGORIO.- Quien salta, se va. El verdadero valor está en quedarse firme en

su puesto. Eso que llamas saltar es huir.

SANSÓN.- Los perros de esa casa me hacen saltar primero y me paran

después. Cuando topo de manos a boca con hembra o varón de casa de los

Montescos, pongo pies en pared.

GREGORIO.- ¡Necedad insigne! Si pones pies en pared, te caerás de espaldas.

SANSÓN.- Cierto, y es condición propia de los débiles. Los Montescos al

medio de la calle, y sus mozas a la acera.

GREGORIO.- Esa discordia es de nuestros amos. Los criados no tenemos que

intervenir en ella.

SANSÓN.- Lo mismo da. Seré un tirano. Acabaré primero con los hombres y

luego con las mujeres.

GREGORIO.- ¿Qué quieres decir?

SANSÓN.- Lo que tú quieras . Sabes que no soy rana. GREGORIO.- No eres ni pescado ni carne. Saca tu espada, que aquí vienen dos criados de casa Montesco.  -

La historia de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora