Casados Por Obligación [Gaara]

4.

Todos los invitados veían fascinados a Gaara y Ayame quienes fingían una sonrisa pero si se ponía atención suficiente se darían cuenta de los labios dañados de la chica, los ojos rojos y sus manos temblorosas. Gaara por otro lado estaba ansioso, sentía que no respiraba y el estado actual de su compañía tampoco era bueno.

La ceremonia se llevó a cabo con éxito. Ayame estaba nerviosa de arruinar todo debido al protocolo, había pasado los últimos días aprendiendo junto a Temari y Kankurou-san, ya sentía que hasta se había casado tantas veces con los hermanos mayores antes de que con el menor.

Antes de ponerse los anillos echó un vistazo a la gente que los acompaña, son muy pocos debido que fue limitado teniendo solo personas importantes. Por el lado de ella solo está el Hokage, unos dos hombres del consejo que serían más como testigos de lo acontecido. Gaara tiene a sus hermanos, y otras personas más también del consejo.

Sonrió forzosamente al pelirrojo, al menos eso podía hacer bien, y le puso el anillo con cuidado recibiendolo del mismo modo.

La ceremonia terminó y partieron rumbo a la recepción, por suerte muy cercano.

Durante toda la fiesta Gaara y Ayame han estado sentados. Algunos se les acercaban para felicitarlos, los demás se divierten. Fue un alivio de la tensión cuando llegaron las chicas para salvar a Ayame llevándola con ellas para relajarse, lo mismo hicieron los hombres con Gaara.

Luego vino el corte del pastel, lo hicieron juntos, sirviendolo en un pequeño plato de porcelana y llevando un poco a la boca del contrario.

Más tarde llegó la hora de despedirse de todos los invitados, hasta que no quedó nadie. Ambos se dirigieron a su nueva casa que fue un regalo de los ancianos, estaban siendo acompañados por Kankurou y Temari que estaban un poco contentos de que todo haya salido con éxito pero no podían contagiar de eso a la pareja caminando delante de ellos. Temari acompañó a Ayame hasta una habitación para ayudarle a quitarse el kimono que ya empezaba asfixiarla, no entendía como pudo soportar tanto con eso encima. En la sala se habían quedado los hombres charlando un poco. Al cabo de pocos minutos se marcharon dejándolos solos.

—Dijiste que no querías dormir en la misma habitación así que te dejaré en esta y yo me iré a la que es para invitados.

—Bien. Buenas noches, descansa.

—Igualmente, descansa.

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Gaara por la mañana se fue a hacer su trabajo quedando Ayame sola en aquella casa sin saber que hacer. Temari le llevó el desayuno para intentar subirle el ánimo pero nada funcionaba, estaba triste por ella así que le pidió a su hermano menor que intentara hablar con ella. Para la hora del almuerzo Gaara se tomó un tiempo, quería escapar de sus obligaciones así que aceptó la petición de su hermana de ir hablar con su ahora esposa.

Cuando llegó a la casa vio a su hermana en la sala bebiendo té, en su cara se veía la preocupación. Omitió el hablar con ella para ir directamente a la habitación donde se encuentra Ayame. Llamó a la puerta un par de veces, al no tener respuesta avisó su entrada para evitar inconvenientes. Está sentada en el borde de la cama, con un libro en manos que se nota apenas ha empezado.

—Temari está preocupada por ti —dijo para empezar acercándose a pasos lentos a ella —dijo que no ha comido nada. ¿Cómo te sientes? —no obtuvo respuesta. Soltó un suspiro y se arrodilló frente a ella —Ninguno de los dos quiere esto, y ninguno puede hacer nada, sé cómo puedes sentirte ahora pero intentemos olvidar que fuimos obligados a casarnos por el bien de nuestras aldeas. Tratemos de hacer que esto funcione de alguna manera, intentar ser amigo al menos.