-Lauren.- Era la cuarta vez que Maia trataba de llamar la atención de su amiga, sin éxito. La hispana estaba tan sumida en sus pensamientos que no le importaba nada de lo que pasara a su alrededor.
Ella y Camila se habían acostado.
Loco, ¿no?
La ojiverde había estado enamorada de la castaña desde que eran unas niñas.
Siempre estuvieron en el mismo instituto y ahora estaban en la misma universidad, pero después de lo que había pasado Camila ni siquiera la miraba.
Y eso le rompía el corazón a Lauren.
-Lauren, ¿Podrías escucharme?- La más alta miró a su amiga y Maia agradeció al mundo porque al fin le había hecho caso.-Te he notado un poco rara estos últimos días.
-No es nada.
-¿Estás segura? Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea.
-No es nada Maia, tranquila.- Aunque quisiera contarle lo que había pasado con Camila, Lauren nunca rompía sus promesas.
Le prometió a Camila no contar nada de lo sucedido, y eso haría.