Ambas se encontraban en un pequeño mini market que estaba a veinte minutos del apartamento de Lauren, las chicas ya estaban terminando de pagar por la comida que al final terminaron comprando y Lauren tomó las bolsas con los productos.
—Iré dejando esto en el auto mientras terminas de pagar, ¿Sí?— La castaña asintió sonriendo y Lauren correspondió el gesto, para luego salir por las puertas movedizas.
—Tienes una buena novia.— Dijo la cajera cuando vio a la ojiverde salir y Camila sonrió.
—Lo sé.— Dijo, aunque sabía que no eran pareja.
De repente se escuchó un disparo.
A Camila se le paró el corazón.
Salió de la tienda con rapidez y buscó a la ojiverde con la mirada, todo el mundo ya estaba formando un círculo y Camila supuso que debía ir ahí.
Su corazón latía a mil por segundo, estaba asustada por lo que acababa de pasar.
Cuando se hizo espacio entre la gente decidió mirar al medio, encontrándose con la peor imagen que pudo haber visto.
Estaba muriendo.
Camila corrió hacia Lauren y empezó a llorar, la castaña le acarició la mejilla mientras sollozaba y la ojiverde sonrió débilmente.
Unos médicos aparecieron y se llevaron a Lauren inmediatamente, Camila les dijo a los médicos que antes de que fueran que iría con ellos.
Antes de subir a la ambulancia pudo notar algo.
Los policías tenían al culpable en sus brazos, llevándolo al vehículo.
Era su padrastro.
Su padrastro gritó cuando cruzaron miradas.
—¡Eso pasó porque no te quedaste callada!
