Al pasar dos días, Lunes, la ojiverde había decidido ir a la casa de Camila para hablar con ella, tuvo que insistirle a Dinah para que le pasara su dirección, ya que la polinesia no podía dárselo sin autorización de Camila.
Después de estar unos segundos debatiendo si tocar a la puerta o no era una buena idea decidió hacerlo.
—¿Lauren?— Dijo la castaña mientras veía a la ojiverde con una confusión notoria.—¿Qué haces aquí?
—Necesitamos hablar.— Dijo la hispana mientras que miraba a la más pequeña.—¿Qué tenemos Camila? ¿Por qué cada vez que nos acostamos tienes que huir después? ¿Por qué siempre quieres que me mantenga callada? ¿Por qué siempre me ignoras pero cuando estamos en alguna fiesta me besas como si no hubiera un mañana? Dime.
—Todo ha sido un error.— Empezó a decir Camila, un poco asustada por si su padrastro llegaba.—El haberme acostado contigo ha sido un error, haberte conocido ha sido un error, haberte dirigido la palabra ha sido un error. No quiero que me busques otra vez Lauren, no me llames, no me hables, no quiero saber nada de ti, nunca más.
Soy una idiota, no entiendo cómo es que le pude llegar a gustar a alguien tan linda y amable como ella.
