Especial 12k. Two Ghosts.

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Al entrar al lobby del hotel supo que era una mala (no, mala no: malísima) idea haberle seguido la idea a Ed e ir a la cena que organizaba por motivo de su cumpleaños. El estómago le daba vueltas y el mal presentimiento se representaba físicamente con el mal sabor que sentía en la boca.
Con dificultad tragó saliva y siguió a su amigo pelirrojo hasta el restaurante del hotel, el cual tenía una mesa redonda de madera y por lo menos una veintena de sillas y platos con sus respectivos juegos de cubiertos y servilletas. Las mejillas de Harry se colorearon un poco por la vestimenta que había elegido, pero nadie parecía haberse arreglado especialmente.
Saludó a algunos amigos que tenía cerca y comenzó una animada charla con un par de ellos; fue ahí cuando la vio y el aire abandonó sus pulmones por completo. Toda su concentración se vio trasladada hacia la figura alta, con un vestido suelto y el cabello liso. Sus palmas se enfriaron y sintió los colores abandonar su rostro.
— Hey, ¿estás bien? —le preguntó la persona con la que previamente había estado hablando, la preocupación era genuina.
— Sí, sólo... tengo un poco de hambre, iré a buscar mi lugar, y tomar algunos de los aperitivos que hay en la mesa —con una sonrisa, un poco forzada, y un asentimiento de cabeza se alejó con dirección a su lugar.
Al encontrar la etiqueta con su nombre, se sentó y alargó el brazo para tomar algunos chocolates. Se tomó su tiempo para abrirlos y comerlos, teniendo especial cuidado en no ver a las personas a su alrededor, alguna podría ser ella...
Y como la suerte no era su fuerte, el momento en el cual su cuerpo no pudo esperar más y necesitó ir al baño, se tropezó de lleno contra la rubia que estaba tratando de evitar. Las palabras abandonaron su boca y su cuerpo dejó de responder.
— Creo que... ese es mi lugar —señaló un punto que Harry no se molestó en ver.
— Sí, claro... —se movió rápidamente, y salió casi trotando del salón, de pronto sintiendo como su alma abandonaba su cuerpo.
...
Después de algunos minutos fuera de la sala se animó a volver, aunque esa acción tomara toda su fuerza de voluntad. Quería ponerse su saco y huir de aquel lugar. No había nada que lo hiciera sentir feliz ahí.
Suspiró pesadamente y metió sus manos a los bolsillos. "Por Ed" se dijo, adentrándose vacilante al comedor aunque su cuerpo sintió un gran bajón de energía.
Para su suerte, todavía no habían servido la comida, pero la mesa estaba considerablemente más llena, y el bullicio se volvía agobiante. Y al fondo, muy cerca de Ed estaba Taylor. Su nombre en su mente y en sus labios se sentía extraño, había sido mucho tiempo ya, pero había una resistencia desconocida en su subconsciente, ya no lo reconocía como suyo. Taylor no era una representación o recuerdo de dolor, ella significaba un algo que no pudieron alcanzar por más que se esforzaran por tomarlo, una promesa rota y palabras tóxicas pronunciadas.
Taylor lucía como un sueño del cual no podía despertar por más que lo intentara, un escenario donde ellos bailaban para un público invisible sin poder detenerse. Se veía delicada, frágil, como la última vez que se vieron... Pero algo hacía falta. Ambos eran diferentes, quizá faltaba brillo en sus miradas y se habían vuelto expertos en fingir sonrisas, quizá querían de vuelta algo que nunca podrían tener.
Los pensamientos de Harry se vieron interrumpidos con la llegada de la cena y las leves conversaciones que provenían de todos los rincones de la mesa: preguntas sobre sus nuevos proyectos y cotilleos sin sentido que prefirió callar antes de que se agravaran. Su cuerpo estaba en el comedor, pero su mente vagaba por todos los recuerdos de dos personas que se amaron sin meditar las consecuencias de lo que hacían, de un amor que comenzó con sus días contados.
Después de tantos meses sólo podían robarle vistazos al pasado e intercambiar frasecillas de cortesía y ocasionales referencias... porque así lo quiso el mundo y así lo quisieron ellos. Porque las personas de las que se enamoraron ya no existían, aunque se vieran igual: eran solo las sobras de algo tan intenso que los drenó, de algo tan real que sólo podía vivir en sus memorias.

When Harry listened to 1989Donde viven las historias. Descúbrelo ahora