New Year's Day.

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El sonido característico de la aguja contra el vinilo sonó fuerte y claro, antes de dar paso a la melodía simple de un piano. Eso lo sorprendió hasta cierto punto. Esperaba una canción tipo This is why we can't have nice things para terminar el álbum, no las notas suaves que se le hacían tan conocidas, aunque no sabía por qué.

Harry no era alguien rencoroso, siempre intentaba ver el lado bueno de las cosas. Con Taylor no fue diferente. Taylor le enseñó que se podía amar entre todo el caos, que se podía querer de verdad a alguien en poco tiempo y con tantas personas en contra, que podía haber paz en medio de la tormenta... Y que a veces terminar las cosas es más sano que hacerse daño. Pensar en Taylor y lo que habían vivido lo sumía en un estado de melancolía en el que permanecía un par de horas (lo que tardaba en volverse a convencer de que habían tomado las decisiones correctas hace ya casi cinco años).  

Recordó aquel año nuevo que veía borroso en sus noches de insomnio, recordó los flashes en cada esquina cuando se tomaban de la mano, recordó su inocencia y la pureza de lo que llegaron a sentir, recordó el sabor de la separación y la pantomima que la siguió. Sentía las cicatrices de ser la comidilla de la prensa durante tanto tiempo. Fueron aviones de papel que se quemaron en el descenso a tierra, que volaron muy alto para estrellarse fuertemente contra el pavimento. Recordó el salir de su habitación de hotel queriendo volver para aplacar el dolor que se esparcía por su pecho, su amor era su morfina, era adicto a lo que sentía aunque ello lo destruyera.

Pensó en sus ocasionales reencuentros después de que la tormenta pasara y las aguas se calmaran: su química era difícil de ignorar, pero se obligaron a hacerlo por un bien mayor, para resguardar sus corazones y mentes, hasta que un día vieron el rostro del otro y nada sucedió. De repente era como ver a una persona completamente diferente con los mismos rasgos que conocían de memoria. Esperó que mágicamente ella apareciera por su puerta con una sonrisa y le diera un beso de pintalabios rojo, esperó que su teléfono soñara para escuchar su dulce voz... pero nada de eso sucedió. Sólo era él encerrado en esa habitación escuchando la canción de una persona que se sentía tan lejana como el inicio de la vida. 

Harry tardó un poco de tiempo en procesar completamente que simplemente no había nada, nunca más lo habría, que sólo quedaba derramar lágrimas sobre las cenizas de lo que se consumió demasiado rápido por dos jóvenes imprudentes que amaron sin medir las consecuencias. 

Harry sabía que las palabras cantadas por Taylor habían dejado de ser para él desde hacía mucho tiempo. Fue difícil, pero ambos sabían que no llegarían lejos estando juntos; se habían convertido en perfectos desconocidos. Todo lo que ella no quería que sucediera, como lo decía en la canción, fue lo que pasó con ellos: él reconocería su risa en cualquier parte, pero quizá no la reconocería a ella. 

Se levantó de la cama que no había abandonado en muchas horas y recogió uno a uno los pedazos de su roto corazón. Se sentó con la espalda contra la pared y los limpió con un pañuelo empapado en sudor y lágrimas. Los admiró y vió en cada uno un recuerdo diferente, todos igual de hermosos, todos igual de dolorosos. 

Esa noche Harry lloró todas las lágrimas que le quedaban; así que cuando los rayos del sol tocaron sus manos, todo el peso que tenía sobre los hombros de pronto no estaba: Harry quedó limpio

When Harry listened to 1989Donde viven las historias. Descúbrelo ahora