Operación: Cita Perfecta

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Después del alboroto del mediodía las chicas arrastraron a Annabel hasta la cabaña de Afrodita para arreglarla para la cita con quien podría ser "su futuro amor". 

—Tienes que quedar preciosa.—dijo Rae con una sonrisa—o mas de lo que ya eres.— 

—Si, tu eres la única solterona ya es hora de que tengas a alguien porque es sumamente vergonzoso que una hija de la diosa del amor este forever alone.—empezó con el bullying América.

—Justo en la soledad.—añadió dramáticamente Piper llevándose la mano al corazón— pero estás en lo cierto.—

—Oye si, si tu puedes saber lo que sienten los demás con respecto a otros ¿por que jamas estuviste con nadie?—

En ese momento, todas las chicas voltearon a ver a Annabel quien tímidamente hablo. 

—Porque...siempre quise esperar al chico correcto, se que suena cursi pero así es. Es verdad que en estos años salí y conviví con algunos chicos pero ninguno me hizo sentir nada en especial pero...con Gahel...es diferente. Con solo minutos de conocerlo sentí mariposas en el estomago y una gran felicidad me lleno.—

—Eso es amor con todas sus letras. Deberías intentar haber que pasa, puede que él sea el príncipe que tanto buscas.—animo Karen. 

—Quizás así lo sea...—

Luego de una hora de vestir, peinar y maquillar, las jóvenes al fin habían terminado de alistar a Annabel y al llegar a la puerta ella no pudo ocultar sus nervios.

—Pero ¿y si lo arruino? ¿o si me caigo con estos zapatos? ¿o si hago algo estúpido?—empezó a hablar rapidamente.

— ¡¡¡Hey hey hey!!! calma, todo va a estar bien Ann tan solo respira y...¡¡¡mueve tu trasero que ya vas tarde!!!—grito empujando a su amiga hasta la entrada de la cabaña— ¡suerte!—

— ¡Gracias!—añadió fulminando con la mirada a la persona detrás de la puerta ya cerrada— bueno...aquí voy.—finalizo la muchacha caminando hacia el lago.

Song papuhs

Luego de unos minutos la joven había llegado a su destino y lo que vio la dejo enternecida: Gahel estaba terminando de acomodar las cosas para el picnic. En eso ella decidió acercarsele por detrás y le puso sus manos sobre los ojos.

—A ver A ver...¿de quien serán estas manos tan suavecitas?—pregunto acariciando las manos de Annabel con ternura.

— ¿De quien crees?—respondió fingiendo voz dura. 

—Pues de mi hermosa cita.—contesto el muchacho con una sonrisa quitando las manos de ella para poder verla— valla...estas preciosa.— 

—Gracias.—dijo ella sonrojada— tu estas muy apuesto.— 

—Mi querida Annabel, yo no tengo nada de especial en comparación contigo. Si se trata de belleza, ternura y calidez la mejor para representarla esa eres tu. Ahora, ¿me acompañaría a esta merienda mi lady?—termino galantemente.

—Por supuesto mi buen señor.—añadió riendo mientras se sentaban y lo veía con ternura— no puedo creer que hayas echo todo esto para mi.—

—Por ti haría esto y mas...—le dijo viéndola a los ojos— eres alguien especial, no se que tienes pero...me haces feliz.—

— ¿E-en verdad?—pregunto sin poder creérselo.

Él chico tan solo asintió mientras sonreía y le pasaba un sándwich. 

—Que curioso...me pasa lo mismo a mi contigo, no se...me siento a gusto a tu lado.—termino para empezar a comer.

Los tortolitos pasaron mucho tiempo hablando y conociéndose entre ellos, hablando de sus gustos, lo que les molestaba, de filosofía, la vida, aliens, sus sueños, etc.

La Hija Del Sol ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora