Eres Todo Para Mí

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Ya en la noche después de la cena los dioses informaron a sus invitados que debían asistir al Olimpo por diversos motivos pero mientras iban dando esa información sus rostros se deformaron un poco en muestras que demostraban algo de preocupación.

— ¿Pasa algo padre? —preguntó Nico.

— No lo creo hijo —respondió Hades no muy convencido.

— Pero debe de ser algo importante como para que salgas del Inframundo, tú no eres de los que sale muy seguido y menos para ir hacia allá —

— Si llega a ser algo de mucha consideración se los haremos saber, por ahora relájense y continúen con su estadía tranquilos. Por favor no nos esperen porque no sabemos hasta qué hora lleguemos —dijo Perséfone para dar por terminada la conversación.

La pareja de dioses se despidió cortésmente y ambos se fueron dejando a ambos adolescentes completamente solos. Ellos a su vez decidieron pasar una noche como pareja y dormir tranquilos juntos. 

— Bueno...¿Y qué quieres hacer? —hablo Raven por primera vez.

— Quiero escuchar musica y hablar, se que no es algo que haga seguido pero contigo me nace hacer hasta lo impensable —le dijo el muchacho mientras esbozaba una tierna sonrisa.

La joven le sonrió de vuelta mientras asentía y ambos se fueron rumbo a la habitación del chico. Al llegar, Raven se quitó sus botas para entrar de un salto en la cama y ponerse más cómoda mientras desparramaba las almohadas y se quedaba solo con una tras su cabeza. Nico por su parte dejó encendido su iPod con suaves melodías para que estas no fueran a dañar el momento que compartía con su novia. Luego, se unió a ella para comenzar con su velada. Estuvieron hablando durante horas y horas hasta que el reloj marcó la medianoche pero ni así se detuvieron pues tenían mucho que decirse y ese era el momento. Su momento.

— ¿Sabes? —comenzó hablando él mirando al techo.

— ¿Qué? —quiso saber la joven.

— Nunca me había sentido tan feliz en mi vida como en estos días... —

— ¿Por qué? —

— Porque estando aquí, contigo; es como si mis problemas no existiesen. Me haces tan feliz...que a tu lado me siento como en casa. Es como si mi alma hubiese estado esperando a la tuya para complementarse, tú eres mi fuente de felicidad contigo me siento de todas las formas posibles y eso es lo que más adoro de ti, que me haces sentir vivo —dijo mirándola a los ojos esta vez.

Raven lo miraba con toda la adoración del mundo mientras acariciaba con amor su mejilla.

— Creo que jamás te agradecí todo lo que hiciste por mí —susurró ella.

— ¿Y qué se supone que hice bella mía? —

— Mucho. Llenaste mi vida de esperanzas, de sueños, de amor. Siempre estuviste ahí cuando más te necesité, me animabas, me mimabas, hasta casi mueres por mí...por protegerme —dijo ella con la voz a punto de quebrarse intentando retener sus lágrimas en vano— Ese dia me senti morir, creí que te perdería. Que perdería al ser que mas amo en este mundo después de mi madre...después de que vi como esa flecha te atravesaba y tú caías al vacío una mezcla de odio, pánico y miedo me recorrió entera. Solo los dioses sabrán cuánto les suplique para que te dejaran junto a mi y cuando te vi despertar sentí que volví a renacer... —explicó la joven llenando de besos el rostro de su amado.

— ¿Por qué? —preguntó Nico.

— ¿Por qué qué? —

— ¿Por qué sentiste todo eso? —

La Hija Del Sol ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora