Conociendo a Hades parte II - Malas Noticias

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— Muy bien. Llegamos —les dijo Hades.

— Es muy... —pensó la niña escogiendo bien sus palabras.

— ¿Tétrico? —se adelantó Deméter mirando a su alrededor.

— No, es asombroso, es...diferente —la corrigió ella muy feliz.

Entrando en el palacio se encontraron con una hermosa mujer blanca, rubia-rojiza de ojos verdes que cambiaban de color.

— Perséfone ya estoy aquí —anunció su esposo.

— Hola cariño, hola madre y... ¿Quién es esta niña tan linda? —dijo agachándose a la altura de Raven.

— Hola hija mía, ella es Raven Rose y es una hija de Apolo —respondió su madre.

— Hola mucho gusto ¿Y tú quién eres? —preguntó la infanta.

— Yo soy Perséfone diosa de la primavera y reina del Inframundo —le respondió la bonita joven.

— La traje aquí para que conociera el Inframundo un rato —añadió Hades.

— Eso es maravilloso —dijo alegre Perséfone.

— Hija, ¿Qué te parece si vamos a hablar adentro mientras ellos dos caminan? —le propuso su madre.

— De acuerdo, tengo mucho que contarte.

— ¿Podemos ir a ver el perrito de afuera? —dijo Raven refiriéndose a Cerbero.

— Claro que si enana vamos —dijo mientras cargaba en su espalda a la pequeña.

Raven y Hades pasaron mucho tiempo juntos en el inframundo jugando y visitando todos los lugares del mismo hasta que llego la noche y con eso la hora de ir a casa.

— Gracias por todo tío Des —le dijo con una sonrisa resplandeciente.

— ¿Así que ahora también tengo apodo? —dijo burlón.

— Eso es porque a mis ojos tu eres igual a todos los dioses único y especial —ella le hizo señas para que se agachara y le dijo en el oído— quizás hasta un poco mejor que muchos de ellos.

Hades sonrió feliz y le dijo:

— Gracias por todo pequeña.

— No hay de qué. ¿Poder seguirlos visitando? —quiso saber ella cuando ya estaba por irse.

— Las veces que quieras linda —le respondió Perséfone.

— Gracias tía Pers.

— Muy bien linda es hora de irnos. Ya es tarde y tu padre debe estar muy preocupado por ti —habló Deméter.

Dicho esto, ella se fue con la niña hasta llegar a la entrada del Olimpo.

— Chiquita me tenías muy preocupado, ya pensaba en ir a buscarte yo mismo —dijo Apolo como mamá gallina.

— Yo iré adentro, hasta luego pequeña.

— Adiós tía Dem.

— ¿Lista para irte a casa muñequita? —preguntó su padre.

— Si papi.

Así padre e hija tomaron rumbo a las calles de New York y mientras se dirigían a la casa de la menor este le pregunto:

— ¿Y cómo te fue en tu visita al Inframundo? —quiso saber él.

— Excelente. Es un lugar cómodo a pesar de ser tan oscuro.

— ¿De verdad?

— Sip.

— Bueno hermosa ya llegamos.

La Hija Del Sol ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora