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Allori no necesitó escuchar a James. En cuanto escuchó su murmullo, y la noticia de que la chica estaba sangrando, frenó inmediatamente y giró el volante para entrar por una calle lo bastante estrecha.

—Owen, yo... —James no tenía palabras.

—Estoy en ello —Owen ya estaba apartando al Pasajero para dirigirse directamente a la chica—. Respira muy lento... pero aún tiene pulso. Max, coloca la mano aquí. Sí... las balas siguen en su organismo.

—¿Qué hacemos? —Dianne tenía miedo, pero en el interior sabía que eso no la llevaría a ninguna parte. Ya habían vivido eso con Jim. Sabía cómo reaccionar ante Luna—. ¿Podemos ir a algún lugar?

—Nuestro hotel es lo más seguro —terció Allori—. Ya casi llegamos.

—Owen... yo... —Max temblaba—. ¿En qué puedo ayudar?

—Necesito que hagas presión sobre la herida... —James habló sin siquiera saber porqué—. Ten, usa mi chaqueta.

Se la tendió con rapidez y en cuanto Max la tomó, James se dio la vuelta y comenzó a buscar dentro de la camioneta cualquier cosa que pudiera servir de ayuda. Al menos para tener a Luna estable hasta llegar al hotel.

—¿Chase? —Owen tenía el celular de Max en la mano, y se mostraba bastante pálido—. Sí, soy Owen, ¿quién más? Escucha... necesitamos que nos abras espacio. Luna está herida. Necesitamos... cama, gasas, alcohol, pinzas... lidocaina... más gasas, vendajes... ¡tú sabes de esto!

—¡Sujétense! —exclamó Allori, de nuevo girando el volante hacia la derecha.

Entrar al hotel con Luna en sus brazos, la camisa llena de sangre, y un grupo bastante peculiar a sus espaldas, quizá fue de lo más difícil para James. En su mente se atravesaban demasiadas cosas. Detener a Ben, salvar a las dimensiones, descubrir cuál era su propósito... y ahora estaba esto. Salvar a su hermana.

También pensaba en Jim. En su muerte. ¿Sucedería lo mismo?

Por fortuna, y dados los acontecimientos recientes, muchos no parecieron seguir a James con la mirada. El peligro había aumentado a nivel global, y aquello quizá era de lo más normal en un momento así.

—¡CHASE! —bramó Owen en cuanto el elevador se abrió y James, junto con los demás, avanzó por el pasillo camino a su habitación.

La puerta de una de las habitaciones se abrió, y Cooper junto con Han salieron para recibirlos. James confiaba bastante en su mejor amigo, por lo que le entregó a la chica en sus brazos, y juntos entraron a la habitación.

Ahí estaba Chase, y tal como lo había pedido Owen, convirtieron la habitación en una sala de urgencias improvisada. Una de las camas la habían movido hasta el ventanal que daba al balcón, y la otra estaba en el centro del cuarto. A su lado derecho, habían logrado convertir un perchero en un utensilio para el concentrado de suero, y al lado, una mesa con pinzas, agujas, inyecciones y vendajes.

—Hice lo que pude —musitó Chase.

—Recuéstala —le indicó Owen a Cooper—. Por favor, sólo quiero en la sala a Chase, a James, a Dianne... y si Max quiere quedarse, es bien recibido.

Cooper y Han asintieron con la cabeza, entendiendo la gravedad de la situación. Allori, con ellos, salieron del cuarto, cerrando la puerta con sumo cuidado.

—Bien —terció James—. ¿Qué necesitamos?

—Sacar las balas —Owen se puso los guantes de látex, un cubre bocas, y le pasó los mismos materiales a todos los presentes—. Necesito pinzas, lidocaina en las jeringas... hilo quirúrgico... ¿Dianne? ¿Chase?

Paralelo [Pasajeros #4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora