Capítulo 11 | Intruso

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—No— respondí secamente, y no mentía, era verdad que Alice no me gustaba, pero no tenía idea porque había actuado de esa forma

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—No— respondí secamente, y no mentía, era verdad que Alice no me gustaba, pero no tenía idea porque había actuado de esa forma.

—Entonces, ¿porque reaccionaste de una forma tan, agresiva?— preguntó observándome.

—No lo se, sólo olvida esto— subí a mi habitación nuevamente y me encerré allí hasta la cena.

Bajé cuando Grace, —según nuestra madre, servicio de la casa, según nosotros, la hermana que nunca tuvimos—, nos llamó a cenar. Comí todo lo del plato y tomé una porción más, luego llevé los platos, los lavé y subí a mi habitación para luego cerrar la puerta detrás de mi y tirarme literalmente a la cama, luego tocaron la puerta, un toque suave y ligero, para después abrirse y encontrarme con Grace.

—¿Estás bien? Y no me digas que si, porque sé que algo pasa— cerró la puerta y se dirigió a mi cama para sentarse en una esquina.

—Estoy bien, quizás un poco confundido, no se— la miré.

—Ese sentimiento tan hermoso llamado: no se. Estás confundido por una chica, y esa chica es Alice— respondió sin ninguna equivocación, como si estuviese segura de ello.

—El problema es que no tengo idea de que pasa con ella, es como algo prohibido, aparte de ella no se deja coger por mi, si lo hago quizás mi hermano me odie.

—Lo de tu hermano es cierto, y lo de tener sexo con ella, también, sólo, debes dejarle esta oportunidad a tu hermano, saber si a ella le gusta él o no, y si le gusta, lo mejor es alejarte, pero si no, sigue haciendo el intento hasta traerla a tu cama— me aconsejó, sinceramente, ella da los mejores consejos, aunque algunos piensen lo contrario.

—Gracias enana— le di abrazo para luego dejar que se valla a dormir, yo debería hacer lo mismo, pero era más divertido molestarla, así que me posicioné en mi balcón y salté al de ella, abrí la puerta la cual siempre estaba abierta, la cerré y me senté en su cama.

Sentí que alguien venía subiendo, y sin duda era ella ya que prácticamente iba a gritar, si no actúo rápido y tapó su boca, seguramente me hubiesen corrido de aquí.

—Me asusté inútil— habló por fin, luego se haber quitado mi mano de su boca.

—Me di cuenta, estabas apunto de gritar— empecé a reír cerrando su puerta después, —al parecer hoy se han cerrado muchas puertas, deberíamos dejarlas descansar—.

—Debí de hacerlo, pero no quiero que mi hermano se enoje por verte aquí a ti, solos.

—¿Y que tiene eso de malo? Tu hermano es un año menor que tu— le recordé.

—Ya lo se, pero es más alto y más fuerte que yo, aparte por alguna razón el parece el mayor— hizo un puchero, el cuál le quedó hermoso y tierno, aunque ella no lo es.

—Es que, mirate, eres muy pequeña, ¿cuanto mides?— me atreví a preguntar.

—Cinco, dos. Si, eso mido si no me equivoco— me lanzó una mirada asesina, pues estaba apunto de reírme, pero no lo hice.

He (Confusiones #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora