Capítulo 17 | Vamos a jugar

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Alice

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Alice

Luego que llegué a casa decidí arreglar y aclararle ciertas cosas a Dylan, por lo que subí a mi habitación y me dirigí a la ventana. Estaba a punto de caerme y romperme una pierna, o todo para ser sincera, pues encontré una diminuta araña encima de la ventana, y lejos de gritar solo la esquivé.

Entré y logré llegar a la habitación del tarado de mi vecino, cerré su ventana luego de entrar y me senté en su cama. Sentí como habrían la puerta y luego puedo verlo a él.

—Tenemos que hablar— me limité a decir para luego ponerme de pie y acercarme a él.

—No creo que tengamos nada que hablar tu y yo— respondió esquivándome para sentarse esta vez, en su cama.

—Vengo a darte una explicación, de todo lo que pasó. La mereces, eres mi amigo y mejor amigo de Noah. No me perdonaría el hecho de que dejaran de serlo por mi culpa— hablé con total sinceridad.

Lo observé, cada facción de su cara y sus ojos observándome con sumo cuidado, como sino quisiesen perderse ni un solo rastro de mi rostro, como yo tampoco quería hacerlo. Observé como se quedó pensando un momento su respuesta, movió sus labios para decir algo pero luego se quedó inmóvil, para al final hablar.

—Adelante, te escucho— terminó respondiendo, luego de en un movimiento haberse quitado la camisa, cosa que sinceramente hace mi hermano, pero que en Dylan no me acostumbro.

—Bien, te seré clara. Como sabrás al padre de Noah le encanta el poder, sin contar que es bastante ambicioso. Nos tiene amenazados a mi y a su propio hijo de alejarnos completamente de aquí, enviarnos a un internado según oí— tomé aire, estaba nerviosa y desesperada por saber si me creería o no—. Necesitábamos el sobre con el dinero para él, no se porque lo necesita si dejó muy claro que no quería el dinero, sino algo más, pero no sabemos qué.

—¿Y piensas que creeré eso?— dijo con una voz burlona.

—Vine aquí a darte una explicación creíble, de la realidad que vivimos ahora ¿no me crees? Bien, igual no iba a insistir más— me dirigí a la puerta, pero él fue más rápido, la cerró y se posicionó en frente, para que no pudiese ir a ninguna parte.

—¿Estas consciente que puedo irme por la ventana?— intenté retarlo.

—Pero no lo harás— y acto seguido de decir eso, me tomo de ambas manos y me llevó contra la pared, acercándose a mi de forma intimidante. Intenté safarme pero al parecer, y es obvio, que es más fuerte que yo.

—¿Puedes soltarme?— hablé un poco nerviosa, pues estaba demasiado cerca de mi y sentir su respiración era algo, posiblemente incómodo.

He (Confusiones #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora