Febrero 2001
Por primera vez supe que era tener un bebe en mis manos, era mi el nacimiento de mi hermano menor, David.
La vida empezó a tener sentido, tenia 7 años de edad cuando todo sucedió, un bebe de 2 meses en cama de mi madre, observaba cada detalle, su ombligo y pequeños deditos, sus mejillas sobre todo descubrí a esa edad que los bebes no tenían dientes, fue todo un descubrimiento y me ceñí a la idea que debía de cuidar algo tan pequeño y tierno.
Una fuerza natural me permitía cuidar de mis hermanos, no entendía nada solo era una niña de 7 años adaptándose a una vida diferente, pronto empezaron las exigencias diarias del cuidado de un bebe y la educación a la escuela, por primera vez empezaba a sentir una chispa en mi vida.
Mientras mama se encargaba de que el bebe descansara, recuerdo a mi madre encender la luz de nuestra cocina, en la casa verde, si si la misma casa verde junto a mi abuelita.
Amanda, es hora de levantarse, vamos arriba, la ducha esta lista, me levantaba con el frio de la madrugada si, así les llamaba, en ese entonces no entendía la diferencia de las 5am, para entonces era demasiado para mi madre, levantarse a cocinar para dos hijas gemelas.
Cansada agotada al extremo, decidió llamar a TIA TETE, ay como adoraba mi TIA TETE, hermana de mi madre de aspecto rudo, pero con el alma de una flor, tierna y dulce, su risa podía escucharse a larga distancia, se aseguraba de poder bañarnos y alistarnos para la escuela, mientras lo hacia nunca vi enojo en ella, recuerdo cosas tan básicas como primero ponerme los zapatos y luego mi falda para no arrugar mi uniforme.
Subir al busito escolar, que como les menciono era un privilegio en ese tiempo. Caminaba asustada a la parte trasera del bus junto a mi hermana Dayce.
Logramos entrar a una Escuela llamada Maria Mazarrello, una Escuela Catolica. Bastante grande y con actos religiosos diarios, empece a preocuparme al ver tantas mujeres con largos vestidos, entendi el concepto de monga hasta en ese momento. Recuerdo pasar mi primer año en aquella grande escuela con internados misteriosos, saludar a la Virgen sin conocerla bien, me parecia extraña la idea de saludar a alguien y repetir todos los dias algo que no entendia.
Durante la mitad del año, todo pasaba muy lento, aprendi a leer y escribir gracias a las largas tardes con mi tia TETE.
Ya eran las 3:00pm de la tarde, vestia un uniforme blanco que en la parte izquierda con un bordado rojo, AMANDA REDONDO, con la a corrida porque el bordado habia llegado a su final, recuerdo a la monjita SOR AMADA, que me cargo y me dijo vamos a comer. Como sabia que tenia hambre con mi hermana?
Me senté en una mesa larga larga, de verdad era una mesa muy larga, entonces ella me dijo lista? y con mucho amor me dijo es hora de rezar, termine de almorzar y lavar el plato como de costumbre, mientras me sentaba en un banco, a la par de algunas plantas a esperar con mi hermana, miraba en un gran pasillo a mi madre desesperada por encontrarnos.
Nunca olvidare a SOR AMADA, una monja tan amable, y que lograba ver pequeños detalles y regalarme una sonrisa y sobre todo quitarme el hambre.