CAPÍTULO 38.- CONFÍA EN MI Parte 2 de 2

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El chico se quedó en shock por unos segundos, y tan pronto como reaccionó se puso de pie y trató ayudar a Jenna

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El chico se quedó en shock por unos segundos, y tan pronto como reaccionó se puso de pie y trató ayudar a Jenna.

-Si yo fuera tú, me alejaría un par de pasos, niño.

Ted obedeció cuando vio que Molly tenía una pistola color dorada justo en la sien de Jenna, recordó de inmediato cuando le disparó en el departamento de Corbin, esta mujer no tenía dudas cuando se decidía por jalar el gatillo.

-¡Suéltame, déjame en paz! -Ordenó Jenna haciendo que la mujer que aún sostenía su cabello se riera de ella.

-¿Eres toda una fierecilla, no? -Molly miró a Jenna y después a Ted- Tienes interesantes gustos, niño.

-Por favor -Ted movía nerviosamente su pie derecho. El terror de que hiriera a Jenna le caló los huesos- te lo suplico, por favor, no le hagas daño, haré lo que me pidas, por favor déjala ir. Ella nada tiene que ver en todo esto.

-¡No digas eso, Ted! -Jenna trató de impulsarse hacia atrás para que la mujer la soltara pero no tuvo éxito- ¡Corre, Ted! ¡Aléjate de aquí!

-¡No voy a dejarte con ella!

-No quiero que te haga daño -los ojos de Jenna se llenaron de lágrimas de nuevo, alzó su mano para tratar de soltarse pero estaba débil todavía y esta mujer era más fuerte que ella- ¡Estaré bien, vete! ¡No puedes dejar que te haga daño!

La risa de Molly se escuchaba muy divertida y para su terrible suerte no había nadie que pudiera ayudarles a defenderse de ella.

-¡Pero qué simpática chiquilla! -presionó un poco más la pistola contra la sien de Jenna- ¿Cómo sabes que no te mataré?

Molly soltó el cabello de Jenna, bajó la pistola a su barbilla y allí la presionó en una clara amenaza de que no se moviera e introdujo su mano izquierda dentro del bolsillo de su larga gabardina blanca.

-Ted nunca te ha hecho nada malo, él es la persona más buena que he conocido ¡Déjalo en paz!

-He venido por él, no por ti, no seas tonta, aunque tienes razón, aquí el niño es un dulce y es justo por eso que es perfecto para mis propósitos.

El objeto que Molly sacó de su gabardina era una pequeña inyección con un líquido un tanto transparente, color amarillo, se lo arrojó a Ted y volvió a sujetar a Jenna como en un inicio, apuntándole con el arma en la sien y jalando su largo cabello.

-Debe de haber otra cosa que quieras ¡Te daré lo que sea!

-Si quieres que tu noviecita siga respirando, inyéctate -Molly ignoró las palabras de Jenna y miró al chico esperando su decisión.

El rostro de Ted se descompuso en el horror mirando la jeringa en su mano.

-¡No Ted, no lo hagas! -Jenna gritaba desesperada por no saber qué hacer- ¡No lo hagas, no la escuches solo vete de aquí!

Bajo los tacones de JennaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora