CAPÍTULO 28.- DESCUBRIENDO SU SECRETO

410 71 16
                                    

FINGIR QUE NO DUELE, DUELE EL DOBLE

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

FINGIR QUE NO DUELE, DUELE EL DOBLE.

JENNA.

Jenna llegó a un hospital muy lujoso, Ted se estacionó cerca del automóvil de ella

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jenna llegó a un hospital muy lujoso, Ted se estacionó cerca del automóvil de ella. La siguió dentro, luego la vio hablando con una enfermera y esperó a que ella se fuera de allí, había ido hacia unas habitaciones que daban en un largo pasillo.

Él se asomó pero no supo hacia dónde encontrarla. Decidido a no rendirse, se acercó a la enfermera con la que la había visto hablar.

—Buenas tardes señorita, disculpe ¿me podría decir hacia dónde se fue la señorita Jenna Mordog?

—Buenas tardes —saludó la enfermera con amabilidad— lo siento mucho, solo pueden pasar a visita los familiares.

—Ohh ya entiendo —Ted sacó su gafete y se lo enseñó a la enfermera— es que soy el secretario de la señorita Jenna y le llegó un mensaje importante, tenemos una junta que cambió de fecha y eso no va a gustarle... No sé si usted lo sabe, pero a veces ella se enoja muy fácilmente, solo quiero avisarle del inconveniente y me iré, no tardaré nada se lo prometo.

Ted puso su rostro más adorable procurando no parecer perrito apaleado. Tampoco sabía ser coqueto, así que forzó una sonrisa que más parecía súplica y rogó internamente porque la mujer no lo mandara a volar o llamara a un policía.

—Sí, ya sé cómo se enoja la señorita Jenna —la enfermera hizo una mueca nerviosa— ya me ha pasado.

—A mi me pasa todo el tiempo, no es nada agradable —por lo menos en eso sintió alivio ya que no tuvo que mentir.

—Está bien, te dejaré pasar. La habitación de la mamá de la señorita Jenna es la 188A —la enfermera señaló el camino— está al final del pasillo a la izquierda, solo no tardes por favor.

Ted estaba emocionado, casi casi, se sentía un agente secreto en una misión de alto riesgo. Estaba seguro que esto era más riesgoso que trabajar para el FBI, si Jenna se daba cuenta de que la había seguido lo haría puré.

Bajo los tacones de JennaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora