CAPÍTULO 5.- LADY

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PORQUE UNA VERDADERA REINA, APLASTA EL DOLOR CON SUS TACONES, Y LO TRANSFORMA EN PODER

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PORQUE UNA VERDADERA REINA, APLASTA EL DOLOR CON SUS TACONES, Y LO TRANSFORMA EN PODER.

JENNA.

—Esto debe ser un mal sueño, tanta mala suerte no puede ser real

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—Esto debe ser un mal sueño, tanta mala suerte no puede ser real.

El chico suspiró, apretando el puente de su nariz, cerrando los ojos; luego los abrió cuando la chica lo golpeó con su bolso.

—¡No te hagas el tarado, vagabundo! ¿Tienes una idea de cuánto cuesta mi auto?

Ella lo volvió a golpear con su bolso varias veces, el pobre chico solo alcanzaba a alzar sus manos en un pobre y lastimero intento de defenderse.

—¡Pero si tú me atropellaste, pude haber muerto de no ser por el poste! —Ted gritó, ya se sentía cansado de su pésima suerte— ¿Y qué traes en ese bolso? ¿Piedras?

—¡Traigo maquillaje que se está arriunando por tu culpa! ¡Además no moriste! —Ella sacó su celular para hacer una llamada— Ahora pagarás por mi auto y da gracias que no te voy a cobrar todo el contenido de mi bolso, porque estoy segura que lo has estropeado.

—¡Lo de tu bolso es tu culpa también, tú me estás golpeando!

—¡No me hables en ese tono, vagabundo insolente! Y vas a pagar por todos los daños que me has causado.

Ted quería que la tierra se abriera y lo tragara de una buena vez.

—Oye no tengo dinero ni para un chicle y tú, ¿piensas que voy a pagar por tu auto? —el chico gritó— ¡Tú te subiste a la banqueta, loca!

Ella abrió muy en grande la boca sorprendida y ofendida y se olvidó de la llamada que iba a hacer pues empezó a darle de golpes a Ted con su bolso una y otra vez. Tanto lo golpeó que la tira rosa del mismo, se rompió.

—¡Ya, para! ¡Estás psicótica!

Risas y burlas se escucharon alrededor.

—Miren a lady bolso culpando al muchacho después que lo atropella —comentó un chico castaño, estaba muy divertido grabando todo con su celular.

—¡Cállate imbécil! —le respondió la chica y amenazó con golpearlo sin importarle que su bolso ya estuviera roto. El chico del celular, entre risas, decidió alejarse de allí corriendo antes que ella fuera tras de él.

Por el alboroto en la vía pública un par de policías llegó en su patrulla. Descendieron de la unidad y observaron primero al chico y luego a la chica, la cual tenía su bolso roto en las manos.

—¿Qué pasó aquí? —preguntó uno de los oficiales.

La chica habló inmediatamente, también hizo un gesto exasperación y ofensa. Señaló al chico cuando habló.

—Este inútil, no se fija por dónde camina y por su culpa choqué mi auto.

—¡Pero si ella se subió a la banqueta! —Replicó Ted.

—¡Basta! —Regañó el otro policía a Ted para que guardara silencio— Mejor no digas nada muchacho o te subo a la patrulla en este instante. No esta bien ofender a una señorita.

—¡Pero ella tuvo la culpa! No hice nada malo, solo iba caminando y ella solita chocó y casi me mata —el chico se quejó pero los oficiales no daban crédito a sus palabras.

—¡¿Lo ven?! —La chica alzó sus manos señalando a Ted de pies a cabeza— Creo que a lo mejor y quería robarme.

—¡Yo no quería robarte!

—Te lo advertí —el policía giró a Ted bruscamente—, estás arrestado, todo lo que digas podrá ser usado en tu contra.

—¡Esto es una injusticia!

Al pobre chico, le pusieron las esposas y a empujones lo fueron guiando a la patrulla.

—¡Pero si ella se subió a la banqueta! ¡Lo juro que yo no hice nada malo!

Nadie hizo caso a Ted y cuando terminaron de subirlo a la patrulla los oficiales se fueron con él.

La chica sacó un enorme llavero rosa de su bolso que tenía muchas cosas colgando; iba a abrir la puerta de su auto cuando alguien la apretó del antebrazo y la giró bruscamente.

—¡¿Pero quién mierda te crees tú para enviar a mi amigo con los policías?! —Corbin estaba furioso.

De un tirón ella se soltó y a pesar de que se notaba alcoholizada, se veía bastante ruda y de cuidado.

—Mi nombre es Jenna, y si el vagabundo es tu amigo, avísale que pagará por mi auto y que me de las gracias que no le voy a cobrar mi bolso también.

—¡Ted no va a pagar por tu auto y no es un vagabundo! —Corbin la sujetó de nuevo del brazo con fuerza— En este mismo instante vamos a ir con los policías y les vas a decir que es culpa tuya lo que ha pasado.

—Cariño, me tiene muy sin cuidado lo que tú quieras de mi —Jenna rió prepotente y dio otro tirón a su brazo. Cuando se soltó, de su llavero tomó un pequeño bote rosa, parecido a un perfume y roció a Corbin a los ojos.

—¡Ah! —Se quejó el rubio cuando sintió un ardor como chile en los ojos y en la cara— ¡Estás loca riquilla tonta!

Ella alzó sus zapatillas doradas y con fuerza le dio una patada en la espinilla.

—¡Yo seré riquilla y tonta, pero tú eres el estúpido que no pudo con ella!

Ella enredó la tira rota de su bolso en su mano y así comenzó a golpear a Corbin una y otra vez en la cabeza, hasta conseguir que el chico estuviese doblado tallando sus ojos y al mismo tiempo, trataba de cubrir su cabeza de los golpes de Jenna.

—¡Lady bolso ataca de nuevo! —Gritó a lo lejos el chico que la había grabado en un principio.

—¡Cállate metiche!

La chica le gritó mientras le enseñaba el dedo corazón, caminó como una diva, elegante y decidida.

Luego se subió a su coche, puso reversa para bajarse de la banqueta y después, avanzó hacia al frente, lanzando su auto contra Corbin, quien no tuvo más remedio que arrojarse a un lado para no ser arrollado y así, se fue.

—¡Te encontraré riquilla, es una promesa! —Corbin estaba enojado como pocas veces, nunca había conocido a una chica tan insoportable como Jenna.

—¡Te encontraré riquilla, es una promesa! —Corbin estaba enojado como pocas veces, nunca había conocido a una chica tan insoportable como Jenna

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Bajo los tacones de JennaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora