Jenna Mordog es una joven empresaria que está comprometida con Denzo Zuazua, quien solo la quiere como a un trofeo.
Su camino se cruza con el de Ted Colton, su enemigo de negocios quien está en problemas financieros y una asesina quiere matarlo.
J...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
SITUACIÓN SENTIMENTAL: ESPERANDO NO MORIR GOLPEADO POR UN BOLSO COLOR ROSA CHILLÓN.
TED.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sábado a las siete y media de la mañana, como de costumbre, Ted y Corbin estaban afuera del departamento de Jenna, en el pasillo, listos y preparados para recibirla.
Ella abrió su puerta y se veía impecable, tal y como siempre se veía normalmente. Su porte firme y decidido, su cabeza en alto, caminaba con elegancia, casi como si flotara, su maquillaje perfecto, no había rastro alguno de su llanto anterior, ahora era la misma Jenna de siempre.
—Buenos días, jefa —dijo Ted algo ansioso por escucharla.
—Serían buenos si fueran eficientes y estuviesen listos más temprano —Jenna cerró la puerta de su departamento.
—Siempre eres un terrón de azúcar, ¿verdad, Jenna? —Corbin utilizó su voz más sarcástica.
—Tan dulce como lo eres tú, Gabes —ella empezó a caminar y ellos detrás de ella.
—Jefa... —aclaró su garganta y se corrigió— Jenna, quisiera pedirte algo.
Ted tenía una idea que iba en contra de toda su forma tímida de ser, pero había llegado a la conclusión de que cuando se quiere ayudar a alguien, a veces hay que sacrificarse uno mismo y romper nuestras propias barreras, hablar firme y seguro ante aquella bella pero inflexible mujer, no sería fácil, pero tenía la esperanza de poder ser de ayuda aunque no sabía si funcionaría con esta mujer tan terca.
—Quisiera salir hoy más temprano, por favor —Ted se acomodó los lentes tratando de no demostrar que le temblaba todo el esqueleto.
—¿Y no quieres también un aumento, Ned? —La chica bufó.
—Jenna, ¿hasta cuándo me piensas decir Ned? —él entrecerró sus ojos fingiendo estar molesto, ya se había acostumbrado a que ella le llamara así— ¿Tan difícil es decir, Ted?
—Es tan difícil como escuchar tus quejas todo el tiempo— ella rodó los ojos y luego lo miró dudando por unos segundos— lo siento, no puedes salir temprano. Necesito verificar una información y tienes que estar conmigo por cualquier cosa que yo necesite.