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Hoy es lunes.

Hoy es el día. El día en el que el psicólogo que me atenderá durante la próxima temporada llegará para instalarse en casa. Mi madre está de un humor de perros desde poco antes del viernes y se ha pasado todo el fin de semana reprochándome cada día la cantidad de dinero que van a derrochar solo por un "caprichito de niña mimada".

Aiden no tardará en llegar, por lo que quedará menos de media hora para que todo esto empiece de una vez por todas.

Así es como me ha dicho mi padre que se llama. Aiden. Sólo me ha dicho su nombre, que es licenciado en psicología y psiquiatría y que es alemán. 

Miedo me da.

Samuel, un amigo con el cual cursé la guardería y parte de la escuela vino ayer a hacerme una corta visita. Él y Ariana fueron los únicos que no me dieron de lado después de todo. Hablamos durante horas sobre diversos temas. Hablamos sobre todo de su nueva novia y de lo ilusionado que está por ello. Mientras él me hablaba de ella, yo solo podía sonreír y alegrarme por mi amigo. Aparte de eso hablamos de lo propio, de mi ansiedad y todo lo que eso conlleva. Samuel, aparte de varios consejos y abrazos me dio su apoyo total en todo esto y antes de irme me repitió una y otra vez que estaría en contacto conmigo y que no dudara en pedirle ayuda si la llegaba a necesitar en algún momento.

Volviendo al presente todo el mundo corre de aquí para allá organizando la casa para el nuevo invitado. Sobre todo mi padre que no ha parado desde que se levantó a eso de las seis. Coloca y descoloca los objetos para que todo esté totalmente perfecto. Mi madre se limita a indagar en su Facebook postrada en el sofá en donde lleva bastante tiempo ya para ser por la mañana. Ni siquiera se ha cambiado de ropa y aún sigue con el pijama a pesar de la réplicas de mi padre. Al poco tiempo suena el timbre de repente sobresaltando a mi padre. Aparentemente parece que se metió algo indebido pero él siempre es así.

Mi padre se coloca su camisa y suspira profundamente en un intento de eliminar los repentinos nervios. Se repeina rápidamente en el espejo de la entrada y abre la puerta.

Un señor bastante alto se encuentra al otro lado de la puerta rodeado de varias maletas. Su aspecto es imponente pero simpático a su vez. Tiene el pelo peinado en una pequeña coleta lo cual me hace gracia porque lo último que se me ocurriría sería que él fuese psicólogo con un aspecto tan juvenil. Viste con unos vaqueros y una camiseta negra junto con una camisa rojiza a cuadros a juego con las zapatillas. Tiene una amplia sonrisa en la cara con la cual nos sonríe a ambos.

-Buenas tardes. ¿Es usted el señor Clark?.- Pregunta mirando a mi padre. Al parecer todavía no se ha percatado de que me encuentro justo al lado de mi padre.

-Si. E imagino que usted es el Doctor Schulz.- Contesta tendiéndole la mano la cuál él la acepta encantado.

-El mismo.- Sonríe de nuevo.- ¿Es May?.- Pregunta refiriéndose a mí. Lo cual me ofende ya que a mis 23 años no creo que aparente tener los 17 de May.

-No... Ella es Alice.- Dice mi padre haciendo énfasis en mi nombre. Él pone una expresión de sorprendido y yo lo miro de la peor manera que puedo.

Empezamos bien.

-Lo siento mucho.- Se ríe incómodo.- De verdad, no quería ofenderte, sólo... aparentas ser mucho más jov...-

-Si, ya. Bueno, encantada.- Digo aburrida tendiéndole la mano. Éste tarda en reaccionar pero la acepta y me regala una sonrisa de disculpa. Es bastante expresivo y es fácil descifrar qué es lo que quiere decir.

-Bueno, creo que es mejor que le presente al resto de la familia. Pase.- Mi padre abre aún más la puerta para dejarle paso a Schulz, que agarra varias maletas y las introduce en la entrada de casa.

-Al, ayuda al señor. Yo iré a avisar a los demás.- Suelta mi padre sin darme casi tiempo a responder. Yo suspiro derrotada pero igual lo hago. Con un poco de ansiedad por salir fuera agarro la maleta más cercana a mí y la introduzco dentro de casa.

-No hace falta que me ayudes si no quieres. Pesan mucho e igual...-

-¿Estas insinuando que no puedo agarrar una simple maleta?.- Espeto mirándolo atravesada.

-No, no. Para nada, solo... te estaba probando.- Sonríe desde el salón.

-¿Probando?.- Frunzo el ceño.-¿A qué te refieres?.-

-Acabas de salir afuera. Eso es bueno para tu agorafobia.- Pasa por mi lado otra vez y agarra otras dos mochilas y las pasa para adentro.

-Si, bueno. Puedo salir siempre y cuando esté cerca la puerta de mi casa.- Suspiro sentándome en uno de los brazos del sofá.

-Bueno... trabajaremos con eso entonces.- Vuelve a sonreír.-Oye Alice, ¿Sabes dónde está mi habitación?.- Pregunta buscando su teléfono móvil.

-Si, claro. Al fondo a la izquierda. Es bastante amplia aunque viendo todo lo que traes ahora no sé qué decirte.- Cruzo las piernas apoyándome sobre las palmas de mis manos observándolo.

-Bueno Schulz. Estoy encantado de poder presentarte por fin a mi familia. Esta es Lilian, mi mujer desde hace 25 años. Puedes llamarle Lily.- Hace hincapié en 25 años.- Esta es May, mi hija menor y el pequeñín es Christian.-Mi padre lo mece un poco para que Aiden pueda verlo ya que Chris está totalmente dormido en sus brazos.- Y bueno... a Alice ya la conoces.-Hace una breve pausa.- Bienvenido a nuestra casa señor Schulz.- Mi padre sonríe abrazando a mi madre por la cintura que, al final se cambió de ropa. 

-Llámeme Aiden señor Clark. Me siento un poco incómodo si me trata durante tanto tiempo de usted.- 

Miro por un segundo a May la cual seguramente está violando mentalmente a Aiden. No deja de mirarlo y morderse el labio repetidas veces. Y yo que pienso que no pertenezco a esta familia.

O eso, o yo me llevé toda la inteligencia.

El caso.

-Creo que yo iré a... instalarme un poco. Si me permiten.- Dice Aiden un poco incómodo. Al fin y al cabo está en una casa ajena con todos los integrantes de la familia escaneándolo completamente.

-Será lo mejor. Después de todo vas a tener que quedarte durante mucho tiempo si de verdad quieres ayudar a esa chiquilla caprichosa.-

Ways To See ItDonde viven las historias. Descúbrelo ahora