-Papá yo... estoy bien.- Digo bajando la mirada.
-No Al, tú no estás bien. Si estuvieras bien no llorarías todos los días. Si estuvieras bien sonreirías más a menudo y serías como tú eres en realidad porque Al, tú y yo sabemos que en el fondo no eres como estás actuando ahora.- Me mira serio. Sé que está intentando buscar las palabras exactas para no herirme pero no puedo negar que me duele escucharlo. Escuchar la verdad de alguien que sé que me quiere duele.
Me limito a mirarlo con tristeza. Las lágrimas vuelven a picar en mis ojos y antes de que él lo note lo abrazo. Lo abrazo fuerte en un intento de olvidar todo lo que tengo encima. En un intento de creer por un momento que soy capaz de enfrentar mis miedos. En un intento de creer en mi misma y saber que no soy tan mierda como pienso. En un intento de creer que simplemente podré superar de toda esta basura que me ronda en la cabeza.
-Gracias papá.- Mi voz se escucha aplastada debido a que aún seguimos abrazados.
-No hay de qué Alice.- Dice mientras acaricia mi pelo.- Saldremos de esta pequeña, no te preocupes.-Suspira pesadamente.- Creo que deberíamos irnos a dormir. Ha sido un día duro y es tarde ya.- Habla a los pocos segundos.
-Si. Creo que será lo mejor.- Lo miro intentando sonreír para que no sea todo tan dramático. -Hasta mañana papá.- Me separo de él y me encamino hacia las escaleras escuchando un "Hasta mañana Al" de su parte.
Cuando llego a mi cuarto me tiro bruscamente sobre la cama haciendo que rebote. De pequeña podía entretenerme durante horas así. No me miréis mal, vosotras seguro que también lo habéis hecho en algún momento de vuestra infancia.
Cierro los ojos notando como los músculos de mi cuerpo se relajan al notar la suavidad del colchón y respiro profundamente.
Ayuda psicológica.
Yo.
Definitivamente la necesito.
Al rato me levanto para cambiarme a una ropa más cómoda para poder dormir. Como de costumbre, casi no puedo conciliar el sueño a pesar de que son las 02.21 de la madrugada; así que durante un largo rato me dedico a leer. Cuando son casi las cuatro empiezo a bostezar y mis ojos arden de tanto leer. Así que dejo el libro en la mesita de noche y me acomodo entre las mantas para poder acabar por fin este largo día.
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-¿Te lo puedes creer?, Aún no se ha levantado William y son las doce de la mañana, ¡Las doce!.- Escucho chillidos que hacen que me despierte de repente. Gimo en respuesta ya que por primera vez en mucho tiempo parece que he podido dormir más de cuatro horas seguidas y ahora parece que se han puesto de acuerdo para despertarme. Mis pestañas revolotean perezosamente cuando intento abrir mis ojos.
-¡Alice, levántate ya!. ¿Se puede saber qué es lo que te pasa?.- Mi madre entra bruscamente en mi habitación sobresaltándome. Yo la miro sin saber exactamente que decir. Mi mente aún no se ha despertado.-Mamá, ¿Qué es lo que quieres?.- Mi voz se escucha áspera debido al tiempo que he dormido.
-Tienes que hacer las tareas y cuidar a Christian. Hoy tengo guardia en el hospital y tienes que atenderlo tú. ¡Vamos!.- Espeta abriendo de golpe las ventanas haciendo que la luz entre de golpe.
-¿No puede cuidarlo May?. No me encuentro bien.-
-¿May?, May llegó anoche a las cinco así que no creo que ella esté para cuidar a ningún niño.- Dice con burla.
-¿Y yo si lo estoy según tú?.- Espeto enfadada.
-Mira Alice no tengo ganas de discutir. Levántate, aséate y baja para que cuides de tu hermano.- Dice y se va tal cual vino, cerrando la puerta de un portazo.
Suspiro intentando disipar el mal humor que mi madre me causa. A los pocos minutos tomo la fuerza de voluntad necesaria para levantarme de la cama y me dirijo hacia el baño para "asearme" tal y como dijo mi madre.
En cuanto bajo mi padre está con el portátil en el sofá mientras Chris juega con sus juguetes en el suelo del salón. Tiene cientos de ellos regados por todos sitios. Intentando esquivarlos me dirijo hacia dónde está mi padre.
-¡Ah, Alice!, ven. Estaba buscando psicólogas que puedan venir a casa directamente ya que tú no puedes salir. Tal vez sería buena idea que pudiera venir todos los días a casa para darte terap...-
-Si, claro. Una psicóloga aquí en casa para que después empiece a robarnos cosas o vete tú a saber qué. Además, ¿Tú estás dispuesto a pagar a una profesional?. Si casi diría que ya no tiene remedio.- Espeta como si yo no estuviera delante.
-Lilian, creo que es suficiente. Con respecto al dinero, lo sacaré de donde sea necesario.- Dice mirándola sobre sus gafas. Ella resopla y se vuelve a ir. Justo como hizo antes en mi habitación.
-Al, he estado mirando durante un rato pero lo cierto es que no encuentro ninguna que me convenza. O eso, o viven muy lejos de aquí y no especifican si podrían venir aquí todos los días. Es un poco... complicado.- Dice sin apartar la mirada de la pantalla. Yo hago el amago de quitarle el portátil de encima para echar un vistazo y éste me lo cede.
Durante largos minutos buscamos y buscamos pero no damos con la profesional ideal para nosotros. Y si no, hemos llamado a un par de ellas que no nos cogen el teléfono. Al parecer deben de tenerlo apagado. Mientras, mi madre se dedica de ir de aquí para allá por la casa mirándonos despectivamente cada vez que pasa por delante de nosotros.
-¿Qué opinas de este?.- Digo después de varios minutos. Mi padre se dedica a leerlo atentamente durante varios segundos.
-Al. Es un hombre.- Dice serio.
-Si. ¿Y?.-
-¿Crees que estarás cómoda con él?, digo la última v...-
-Eso no importa ya. No creo que me sienta mal con eso. Es más, éste si explica que está abierto a todas las opciones. Igual si le exponemos mi caso pueda acceder a venir todos los días.- Digo intentando convencerlo.
-Cierto... Lo llamaré.- Se levanta cogiendo su teléfono móvil y marca el número del supuesto psicólogo.
Durante varios minutos mi padre se dedica a gesticular y hablar con él. En parte me preocupa que no quiera ayudarme y me pongo nerviosa ya que en cierta manera siento que mi futuro depende de esa llamada. No puedo escucharlo porque se alejó en cuanto el teléfono dio el primer timbre. Los minutos se me hacen interminables hasta que por fin cuelga.
-¿Y bien?.- Pregunto nerviosa. La tensión está pudiendo conmigo ahora mismo.
-Ha aceptado. Empezará en estas semanas.- Dice y de repente siento toda la ansiedad disiparse. Estoy realmente contenta y le doy un abrazo rápido a mi padre en forma de agradecimiento.
Solo espero que no sea un viejo amargado como lo es mi madre.
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Ways To See It
Ficção Adolescente¿Alguna vez has sentido como tu pulso se acelera casi al instante?. ¿Has sentido como desconfias de todo y de todos los que te rodean? ¿Alguna vez te has sentido insegura solo por el hecho de tener que salir a la calle?. Me llamo Alice Clark y esta...