10. A MEDIAS.

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Katy Perry - Unconditionally

Katy Perry - Unconditionally

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Una tarde, ya casi llegaba el verano, me encontraba en una librería buscando algo interesante en ese idioma que ya comenzaba a manejar sin problemas. Said, quien me enseñaba a hablarlo, y yo éramos dos almas despechadas que encontramos diversión en aquel pasatiempo. Mientras le mostraba nociones de fútbol americano en un campo cercano los fines de semana, junto con otros de la empresa que se unieron al saber lo que hacíamos, él me hablaba en español en todo momento.

Fueron meses por demás divertidos, me sentía alegre, satisfecho a pesar de estar solo, cosa que... extrañamente, me hacía experimentar cierta tranquilidad conmigo mismo.

Sin percatarme, tropecé con alguien; una chica de mirada pizpireta. Iba vestida de forma sencilla, con su cabello rubio rizado, elevado en una coleta descuidada, ataviada con jean y una blusa cualquiera. La ayudé a levantarse avergonzado. Ella tenía las mejillas enrojecidas.

—Lo siento... —me disculpé apenado. No era muy alta, quizá como ella, unos centímetros más que Kya probablemente, no obstante, de complexión un poco más ancha, aunque delgada, bonita, sencilla y con una sonrisa limpia.

—No, fue mi culpa, venía leyendo —admitió enseñándome un libro sobre la teoría del caos. Alcé las cejas asombrado.

—Vaya, eso es interesante... —ella observó su ejemplar asintiendo. Parecía muy joven, lo cierto es que teníamos la misma edad.

—«Pequeñas variaciones en condiciones iniciales pueden implicar grandes diferencias en el comportamiento futuro...» —soltó alegre, sin ánimo de pretensión.

—«Imposibilitando la predicción a largo plazo...» —completé torciendo la boca al ver su asombro—: Efecto mariposa.

—Oh, la conoces... —señaló abrazando el texto.

—Sí, estudié algo de eso, en realidad me gusta.

—Es una teoría muy interesante, ¿no crees? —Me preguntó relajada sin coquetear, sin pretender parecer interesante, así, por conversar.

—Sobre todo si pensamos que estamos aquí precisamente por eso y que todo lo que hagamos o no, tendrá su consecuencia; causa—efecto... —arqueó ambas cejas sorprendida.

—¿Cómo dices que te llamas? —indagó con frescura. Reí.

—Will y ¿tú?

—Adele —me tendió la mano sonriendo.

Después de eso terminamos en una cafetería cercana conversando sobre ese tema que tanto nos gustaba. Matemáticas, lógica y demás elementos. Ella estudió lo mismo, pero se dedicaba a dar clases en high school mientras cursaba un postgrado de especialización. Era... amena, risueña.

Anocheció y seguíamos discutiendo cosas asombrosamente interesantes. Después de Kya, jamás me había vuelto a sentir así; lleno de pensamientos en la cabeza que pujaban por salir.

Eterno, Muy profundo II © ¡A LA VENTA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora