MATILDA COSTA
Querida familia:
¡Tengo muy buenas noticias! He conseguido un trabajo como fotógrafa en Alaska y voy a quedarme durante un tiempo. El trabajo no podría estar mejor. Voy a fotografiar la increíble naturaleza de este lugar. Es el trabajo de mis sueños, ¿a que sí? Lo único que tiene de malo es que no voy a poder ponerme en contacto con vosotros muy a menudo. Alaska está tan atrasado en cuanto a desarrollo tecnológico y de las comunicaciones... Además, voy a estar viajando todo el tiempo. Os informaré cada vez que pueda e incluso os enviaré alguna postal.
PD: Escribo esta carta en inglés porque ahora estoy en inmersión total. Espero que no os importe.
Besos y abrazos para todos. Matilda (la hija más viajera del mundo).
Esa es la carta que envié a mis padres hace unos días. Los Barrow no me dejaron acompañarlos en el viaje a Hoonah, el pueblo más cercano. Poco a poco me voy recuperando del accidente y de mi posterior fiebre. Las heridas son casi invisibles ya y ahora estoy tratando de ganarme la confianza de la familia.
He pasado estos últimos días muy aislada, únicamente en la compañía de Gabe cuando no estaba ocupado. Ahora quiero entretenerme todo lo que pueda y ver si de verdad esta no puede llegar a ser una aventura.
-Te he traído algo -dijo Gabe cuando llegaron del pueblo más cercano.
Saco de detrás de él una caja de bombones y lo primero que se me ocurrió decir fue:
-¿Los has comprado con mi dinero?
Gabe dejó de hablarme después de eso. Aunque los bombones estaban muy buenos.
Salgo de la cabaña y me encuentro a Bear por el camino.
-¿Te gusta trepar a los árboles? -pregunta mientras salta a mi alrededor como si fuera hiperactivo.
Me llevo una mano a la sien y me atuso un poco la trenza.
-Creo que es un poco peligroso -apunto, buscando a Gabe con la mirada.
-No si sabes como hacerlo -señala Bear-. Algún día podría enseñarte. Incluso a hacer fuego si quieres.
-Eh... vale, gracias -digo antes de alejarme de él y seguir por el camino embarrado.
La nieve ha desaparecido por fin, aunque todavía quedan algunas capas de hielo en unos cuando lugares de los alrededores de Brownstown que son una trampa mortal.
-¿Te vienes a ver como los chicos pescan? -pregunta Snowbird mientras aparece saliendo de la casa principal con Rainy detrás.
No sé si «los chicos» incluye a Gabe, pero si hay una mínima posibilidad de que lo haga, me apunto.
-Me gusta la trenza que llevas hoy -declara Rainy-. ¿Crees que más tarde podría usar un poco de tu maquillaje? Tal vez podrías maquillarme...
Asiento como respuesta. Nunca he tenido una hermana pequeña y Rainy es la que más se parece a mí de aquí. Es una chica de ciudad encerrada en el bosque, solo que ella está mucho más cómoda que yo. Supongo que sabe adaptarse al terreno.
Los chicos están terminando de pescar cuando llegamos a la orilla de la bahía. Están sacando la enorme red del agua y con ella algunos salmones de buen tamaño. El furor que esto despierta en Rainy es casi cómico. Para ella, sus hermanos mayores son sus héroes. No los guapos protagonistas de las series de televisión ni las flacas modelos de las revistas, sino sus hermanos.
El bote con el motor está ahí, en la orilla. Junto a los chicos. Podría usarlo para escapar. Montarme en él y huir lejos de aquí. En lugar de eso, espanto mis deseos y permanezco en la orilla, observando a los chicos con interés.
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FRÍO COMO EL HIELO
Ficção AdolescenteMatilda Costa recibió un viaje por Alaska para su 21 cumpleaños. Con la cámara al cuello y vistiendo la ropa más calentita de la que disponía recorre el helado Estado de USA a finales del invierno. Lamentablemente, su fantástico regalo de cumpleaños...