LOS BARROW
Matilda y Gabe han terminado de cortar la madera y es hora del almuerzo. Ami ha podido preparar hoy un delicioso salmón ahumado y pure de patatas. Matilda se siente feliz por poder disfrutar de algo tan bueno como lo que podría haber saboreado en un restaurante local. Gabe sonríe a su lado mientras le explica a todos cómo ha ayudado a cortar la madera para la estufa de leña y Rainy choca el puño con ella. Y, así, Matilda, se olvida durante un rato de que es prisionera en la isla y pasa a ser una invitada.
La familia de Matilda no es tan ecléctica. Su padre y su madre son arquitectos y tienen una oficina en Oviedo. No hace falta decir lo asombrados que estuvieron cuando su hija les dijo que quería estudiar fotografía. Sus hermanos pequeños fueron adoptados en Etiopía cuando ya no eran tan pequeños. Los Barrow son alocados y desordenados como ninguna otra familia que ella haya conocido.
-Parece que alguien está dispuesto a quitarte el sitio con el hacha -bromea Matt desde su lado de la mesa.
-No, no, gracias -dice Matilda mientras levanta las manos en señal de rendición-. Una vez ha sido divertido pero no quiero convertirlo en rutina -asegura-. El rey del hacha puede quedarse con ella -bromea mientras hace un gesto teatral hacia Gabe.
Después del almuerzo, Matilda se va con Rainy y Snowbird a la cabaña de Gabe mientras este se queda en la principal.
-Necesito más madera -le dice Gabe a su padre, Billy.
Billy se acomoda en el asiento y mira a su hijo con intensidad.
-¿Para qué? -pregunta Billy.
Ami está trasteando en la cocina, que sólo está a unos metros de distancia y algunos de sus hermanos están pululando alrededor.
-Quiero construir una cabaña más grande ahora que ha pasado el invierno -responde Gabe, manteniendo una expresión seria aunque por dentro los nervios lo estén matando.
-Ya sabes que la madera escasea y es la materia prima de nuestro campamento -le recuerda Bam, apareciendo por su espalda y sentándose junto a los demás.
Bam siempre, siempre será el responsable de la familia. A veces un poco gruñón pero necesita serlo alrededor de sus alocados hermanos.
-Lo sé -se queja Gabe, apretando el borde de la mesa de comedor-. Trabajaré más para conseguirla.
-¿Tu cabaña no está lo suficientemente bien ahora? -pregunta Matt con una sonrisa de oreja a oreja.
-Habló el que no deja de cambiarla cada pocos meses -se burla Gabe.
Matt se encoge de hombros y levanta las cejas. Gabe tiene razón, a Matt le gusta crear cabañas nuevas con diversos materiales. Ninguno de ellos madera.
-Es normal que queramos mejorar nuestras cabañas cada vez que podamos -señala Noah con sabiduría-. Una casa nunca está del todo terminada.
-Hace no mucho hemos colocado una bañera arriba -les recuerda Ami como prueba.
-Entonces -finaliza Billy-, está decidido pero tendrás que trabajar más para conseguirla. Ni siquiera sabemos qué es lo que tienes en mente.
Mientras tanto, al otro lado del campamento, Matilda y las hermanas pequeñas se divierten experimentando con el maquillaje. Rainy está realmente interesada en todo lo que Matilda tiene que contar y Snowbird se siente un poco fuera de juego en este campo. Snowbird es más del estilo de sus hermanos, no le importa si lo que lleva conjunta y el maquillaje es para ella el barro que te pones en la cara cuando vas a cazar ciervos. Siempre ha sido la mejor amiga de su hermana pequeña y viceversa, y teme que ahora su puesto corra peligro.
Matilda se da cuenta muy pronto de que a Rainy le gusta delinearse los ojos de negro al antiguo estilo de Avril Lavigne. Como se hacía por allá en el 2007... Además de adornar sus orejas con unos aros de plata un poco grandes. Y, sin embargo, a la chica de catorce años nada parece sentarle mal. Mientras que Matilda lo único que hace siempre es marcar bien sus pestañas rubias y corregir las ojeras.
Gabe aparece en la cabaña para aguarles la fiesta a las chicas. Pide ayuda extra para mover unos tanques de agua. Rainy se excusa diciendo que tiene que dar las clases ahora, dado que estudia en casa. No es una excusa barata, ella realmente quería quedarse más tiempo y ayudar a sus hermanos, lo que casi nunca termina siendo algo aburrido o monótono.
-Vamos a por ellos -declara Snowbird mientras choca el puño con su hermano mayor y sale de la cabaña.
-Nos vendría bien tu ayuda -le asegura Gabe a Matilda.
Matilda sabe que hay gato encerrado. La ayuda de Matilda supondrá una diferencia, está claro, pero también lo hará el que no esté sola en la cabaña con la posibilidad de escaparse mientras los demás se parten la espalda llevando pesados tanques de plástico.
Con un gruñido interno, Matilda se levanta de su catre y toma su plumas antes de seguir a Gabe de cerca.
En la ancha orilla de la bahía hay unos cuantos tanques de agua desperdigados. Bam advierte a todos los presentes que deben llevarlos al campamento antes de que la marea crezca de nuevo y estos se alejen flotando. Dado que Rainy no ha podido venir y Noah tiene un pie malo, son pares. Llevarán cada tanque de agua entre dos.
Snowbird pide ponerse con su hermano Gabe. Matilda ya suponía que ella querría estar con él. Matt se niega a ponerse con Bam porque los dos suelen llevarse muy mal, lo que deja a Matilda con el más serio de la familia.
-Te pones en la parte trasera y yo en la delantera, lo coges por esta reja de metal y lo levantamos a la vez -le explica Bam a Matilda mientras señala dónde tiene que poner las manos.
Bam no está tan ensimismado con Matilda como los demás. Si ha venido a ayudar eso es lo que hará, y recibirá ordenes como cualquiera de sus hermanos y hermanas.
Antes de coger el tanque de agua Matilda se seca el sudor de las manos en sus mallas. De hecho lleva doble par de mallas. Unas que son para debajo de la ropa y térmicas y unas normales encima. Pronto tendrá que cambiar sus botas normales a otro tipo o sus pies se cocerán dentro de los zapatos.
Una suave lluvia comienza a caer sobre todos mientras cargan con los tanques de camino al campamento. El suelo comienza a resbalar, al igual que las barras de metal que envuelven el tanque.
Matilda está teniendo muchos problemas para llevar el tanque mientras recibe órdenes de Bam. «Está muy desequilibrado» «Súbelo un poco más» «Ahora está demasiado alto» La cabeza de Matilda palpita mientras deja el tanque en el suelo para descansar. se sube la capucha del chaquetón de plumas y mira a Bam con ira.
-¿Puedes ir con más cuidado? -pregunta Bam mientras las gotas de agua le resbalan por los cristales de las gafas.
-¿Que si puedo ir con más cuidado? -pregunta Matilda al borde del estallido-. El suelo está embarrado y resbala, me tienes ayudándote bajo la maldita lluvia y gritándome ordenes como si fueras mi jefe -suelta Matilda, señalándolo con un dedo acusador y pestañeando para que las gotas de lluvia no nublen su mirada-. ¡Me largo de aquí!
Matilda da un pisotón con fuerza y pasa por el lado de Bam echando humo por las orejas. No tienen suficiente con haberle robado su dinero como para ahora tenerla también como esclava. ¡Es lo que le faltaba por ver!
Snowbird y Gabe ven a una enfurecida Matilda pasar por su lado mientras maldice bajo la lluvia y camina con la cabeza gacha y bajo la capucha. Ninguno de los dos puede verse debido a que portan el tanque. Aun así, los dos comienzan a hablar entre ellos sobre lo sucedido mientras llevan el tanque al lugar correspondiente en el campamento.
-¡Chicos! -llama Bam desde un lugar no muy lejano-. ¡Necesito ayuda!
Matt es el que más cerca está de acertar con lo que ha pasado.
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FRÍO COMO EL HIELO
Novela JuvenilMatilda Costa recibió un viaje por Alaska para su 21 cumpleaños. Con la cámara al cuello y vistiendo la ropa más calentita de la que disponía recorre el helado Estado de USA a finales del invierno. Lamentablemente, su fantástico regalo de cumpleaños...