VII.

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POV BYRON

  Okay, logré retenerla para charlar. Creo que no fue la mejor manera de hacerlo, ya que la bofetada que me había plantado cuando le quise tomar la mano para guiarla afuera me dejó muy claro el límite que debo tener con ella. Nunca creí que una chica me hiciera ver estrellas de esa manera.

  Creo que me lo merecía.

  La había llevado a la parte trasera, en un lugar que habíamos acomodado para poder platicar a gusto.

  Nos sentamos en unas sillas de jardín que encontré el día anterior y las sacudía precisamente para la ocasión. Carl y yo acomodamos unos foquitos navideños para iluminar el patio ya que el foco se había fundido.

  Ella, bajo esas brillantes y coloridas luces y bajo la luna, se veía tan radiante y tan...  ¿Molesta?, ¿por qué estaba molesta?

  Abrí la boca para decir algo pero me detuve al ver que se relajó un poco para hablar.

  -Se nota que ustedes no conocen de chicas -dijo con su voz seria y clara-, lo digo por todo el desorden al que llaman "casa".

  Golpe bajo.

  -Sospecho que estás algo enojada.

  -¿Lo dices por mi tono de voz y mis gestos? Nunca me verás sonriendo por nada y con los ojos brillantes. Eso déjaselo a Barbie.

  Debí sospecharlo.

  -Aunque también debo admitir que me enfureció que me separaran de mi prima, que no haya visto a mi hermano porque lo tienen en no sé dónde y que hayan intentando tocarme -dijo, haciendo énfasis en lo último.

  -Nadie ha intentado tocarte -dije entre risas.

  -¡Intentaste cogerme de la mano! ¡¿Eso no cuenta?!

  Mi mejilla volvió a arder, haciéndome recordar el dolor de momentos antes.

  -Sí, tienes razón; lo siento. No fue mi intención hacerlo.

  No contestó. No esperaba que lo hiciera, pero me sorprendió el notar que no emitía ningún sonido. Como si esperarse a que dijera algo más.

  -La verdadera razón por la que te traje aquí es porque me... nos caes bien -casi lo arruino-. Jonhy nos cuenta anécdotas y experiencias de su familia y casi siempre estás incluidas en ellas. Sólo quería conocer a la verdadera Elizabeth por mi cuenta.

  Sus ojos se posaron en mí y sus dedos acomodaron sus anteojos. Imaginé como el enfoque de una cámara (no uso lentes, así que no sé con exactitud por qué lo hizo).

  -No soy buena haciendo amigos. Soy muy callada, me da miedo expresarme, tengo pánico a los hombres y no me siento cómoda si no estoy al lado de Barbie. Eso es en verdad la Elizabeth que tanto anhelas conocer. No es nada especial.

  -Para mí, para ellos, sí lo eres. Aquí puedes dejar atrás el concepto que le das a los demás de tu persona y de quién tú crees que eres. Ahora puedes optar por abrirte y conocer la verdadera chica que hay aquí.

  Su ceño se frunció.

  -Vamos a conocer a Elizabeth.

  -¿Qué es lo que quieres ganar con todo esto? Piensas que con tus bonitas palabras voy a venir aquí y a comenzar a hablar contigo o con cualquiera que esté en esta casa, cuando en realidad nada más vas a obtener desilusiones por parte de alguno de los dos.

  Es una chica dura. Cabeza dura.
Me hundí en mi silla e hice mi cabeza para atrás, de modo que pude contemplar el obscuro cielo. Necesitaba sacarla de esa imagen errónea que tenía de ella misma y poder verla florecer.

Cuando cedí mi TronoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora