V.

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  Las semanas pasaban y no había vuelto a ver a Elizabeth.
No es como si me importara o como si estuviera con ese pendiente todo el tiempo.

  Trabajaba bien, seguía estudiando sin problemas, charlaba con los idiotas que estaban en casa, cada día seguía avanzando en mis partidas de videojuegos.
Todo iba bien.

  Mis días se sentían agradables, pero nunca me ha gustado dejar las cosas inconclusas entre ciertas personas.

  ¿Nunca les ha pasado que conocen a alguien y quieren seguir hablando o seguir en contacto con esa persona para saber cómo ha estado? Pues así mismo me siento yo. No había podido contactarme con ella porque no tenía la manera de hacerlo.
Jonnhy siempre fue un poco celoso en este asunto.

  Nunca hablamos de familia entre nosotros y yo considero que, si de la noche a la mañana, pregunto por la hermana de algún amigo, sería muy raro e incómodo. Es por eso que le pienso mucho al momento de ver a Jonh y querer preguntarle sobre ella.

  Como si leyeran mi mente, Carl se endereza en su silla y le pregunta a Jonnhy:

  -¿Cómo ha estado tu hermana? ¿Por qué ya no la has traído?

  Después de ser el centro de las burlas de los chicos y de las miradas asesinas y las risas sarcásticas del mismo hermano de la chica rebelde, Jonnhy se hundió más en su asiento y lo miró atentamente.

  -No la he traído porque ha estado muy ocupada en algunos asuntos personales... -al oír eso no pude evitar sonreír un poco. Creí que no venía por temor a nosotros- Pero, estoy seguro de que si la invito me rechazará inmediatamente.

  Mi sonrisa desapareció de golpe al oír eso último. Demonios.
Era obvio que nunca se volvería a aparecer por aquí, es decir, nunca en su vida se dignaría a volver solo por nosotros... por mí.

  -Y supongo que tú tampoco harás lo posible por traerla -dije con un poco de nerviosismo al hablar.

  -Podría, pero me quiero tanto como para llegar a hacer esa estupidez.

  Tenía razón. Se veía que Elizabeth mantenía su orgullo muy alto y su ego lo conservaba en una bandeja de plata, no creo que se lo tome muy bien si alguien llegase y la invitara a volver.

  Un teléfono sonó y Jonh se levantó de su lugar inmediatamente para contestar la llamada. Parecía urgente o importante.

  Lucas me observaba desde el otro extremo de la mesa con sus manos bajo su barbilla, sonriente. Quiero a este chico, pero a veces me pone nervioso.

  -Eh, galán-le dice a Brad dándole pequeños golpecitos en su brazo y señalando a Ethan-. Dice este tipo que no eres lo suficientemente hombre para aceptarle unas vencidas.

  “¿Qué estás tramando?

  -¿Que yo qué? Ya verá ese idiota quién es el hombre -Brad se puso de pie y se acercó a Ethan con aire matón, mientras este último (sin saber la razón del duelo) aceptaba las vencidas como parte de las Olimpiadas de Hombría.

  Mientras ellos se mataban, Lucas se acercaba hacia mí y me rodeaba el cuello con un brazo. Carl, como si se hubieran puesto de acuerdo, también se acercó con una expresión maliciosa.

  -Entonces, ¿sí te preocupa lo que vaya a pensar la hermana de Jonnhy de ti? -dijo Lucas con una sonrisa burlona.

  -¿A qué te refieres, viejo?

  -Sabes perfectamente a lo que se refiere -dijo Carl también con una sonrisilla en su cara-. Todos aquí sabemos que te deprime pensar si Elizabeth vuelva a venir o no.

  Rayos, odiaba ser tan predecible... pero una regla que tengo es NUNCA bajar la guardia con los camaradas y siempre mantener el orgullo arriba. No por nada me consideran el Rey de la casa.

  -Es obvio que me viene sin cuidado el saber si vendrá o no. Si ella tiene cosas qué hacer no me interesa, yo también tengo que hacer un montón de ocupaciones en mi vida.

  “Mantenerse en alto...”

  -Ajá, lo que digas. No es malo darse cuenta de que te llama la atención una chica, ni que sientas que necesitas verla.

  Carl ha sido de esos amigos que, aunque no sepa muy bien lo que pasa con uno mismo, siempre va a dar en el blanco en algún punto del problema con sus consejos.

  -Sí. No es anormal el que un chico... ¿bien parecido? -rodé los ojos por el tono que usó- Quisiera acercarse más a una chica tan interesante como lo es ella. Sólo déjate llevar por los sentimientos, Byroncito. Al fin y al cabo, lo necesitas después de lo que pasó.

  Lucas siempre ha estado ahí para mí, nunca me ha traicionado ni me ha dejado atrás. Este chico siempre me ha dicho, mágicamente, lo que quiero oír en momentos de angustia para mí.

  -Chicos, ¿cómo van a creer que lo que necesito para superar esto último sea conocer a alguien más? ¿Acaso sólo a mí me parece ilógico?

  Carl y Lucas se miraron con una expresión indescriptible antes de contestar.

  -Aunque no lo creas, sí sería necesario. Para olvidar algo lo mejor es abrirte para poder conocer más y superar rápidamente -dijo Carl colocando una mano en mi hombro izquierdo.

  -Además, pude notar que cuando ella vino tú te olvidaste de todo lo demás y estabas en otro mundo, olvidaste tus problemas y de seguro no los recordaste hasta hace una semana después de no verla -reí al ver que Lucas volvió a decir lo que sentía-. Amigo, si encontraste algo que te hace felíz, ¿para qué soltarlo?

  Respiré hondo y clavé mi vista hacia Jonnhy, quien ya había terminado su llamada y ahora reía con Ethan y Brad. Tal vez me mate por esto.
No a las chicas de familia, respetemos esa regla. Era la regla número dos de aquí.
(La primera es nunca rechazar un reto, duelo o pelea).

  “Lo siento, pero debo hacerlo”.

  -Y entonces, ¿cómo haríamos para que venga Elizabeth? -dije acomodándome en mi silla e inmediatamente Carl comenzó a planear todo.

Cuando cedí mi TronoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora