I.

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  Otra vez.

  Sentado en la cabecera de la mesa, escucho las interminables bromas y los acontecimientos en el día de uno de mis amigos mientras yo, cansado y un poco fastidiado de lo mismo, sonrío con desdén a cada uno de los que están sentados en mi mesa.

  Desde que recuerdo nos hemos sentado aquí a comer, beber, conversar y jugar en esta mesa vieja y un tanto descuidada. Pero no nos deshacemos de ella por cuestiones personales... y por dinero, pero más personales que económicas.

  Me he sentado a la cabecera desde el momento en que llegó esta mesa a la casa.

  Nadie debe sentarse aquí.

  Las pruebas de hombría no son para divertir solamente. Por algo se hacen.

  Cada quién tiene su lugar en la mesa y se asigna de acuerdo a la prueba que hacemos.
Cada juego. Cada broma. Cada desafío. Es un prueba más para ver qué tan digno eres de tener tu lugar en la mesa.

  Hago una sonrisa burlona al recordar cómo gané mi puesto.
Nada como derrotar y humillar a un buen amigo en Xbox después de haberte desafiado en tu videojuego favorito.

  Mi mirada recorre a cada integrante de la mesa. Carl sigue platicando sobre su día en el trabajo, Brad lo interrumpe para hacerlo quedar mal frente a todos y, caigo en la cuenta, de que un lugar está vacío.

  Jonhy no se ha parado por aquí. Sé que él tiene su propia vida y el que sea menor de edad hace casi imposible su estancia con nosotros, pero hoy quedó de venir a comer y pasar el día aquí.

  Como si leyeran mi mente estos idiotas, Carl revisa su teléfono.

  -¿No creen que Jonhy ya se tardó?

  -Cálmate, loco, el suele ser así. Además, últimamente le han salido “cosas de imprevisto” -dijo Brad haciendo comillas con los dedos.

  -Pues yo sí creo que está ocupado. No ha parado de mensajearme en toda la semana hablando sobre su estadía aquí -Mencionó Lucas estirando sus brazos hacia arriba.

  No sé si es por la gran confianza que le tengo a Lucas o porque ya estoy conociendo mejor al pequeñín, pero también pienso que si no ha llegado no es por voluntad de él. Mas bien por...

  Se oyen dos golpes en la ventana y tres golpes en la puerta. Nuestra manera de avisar para entrar. Solo nuestro grupito lo conoce.

  Ethan se levanta y abre la puerta para recibir al pequeño chico moreno con un golpe de puños y... me enderezo al ver que ha cambiado su expresión patética para poner un sonrisa boba y extender la mano.

  Jonhy entra y, detrás de él, una chica con expresión dura.
A diferencia de mi amigo pequeño, la chica tiene la piel más clara que él, su estatura es un poco más baja y, a pesar de ser chica, su mirada es muchísimo más intimidante que la de mi amigo.

  Me doy cuenta que he dejado de respirar cuando ella voltea a verme y ahogo un grito.

  -¡Ya llegué, amores! -exclama Jonhy extendiendo los brazos y soltando un suspiro largo.

  -¿Se puede saber dónde andabas? -digo volviéndome a recargar en la silla.

  Jonhy, en vez de sentirse intimidado, bajó los brazos bruscamente y borró su sonrisa, exasperado.

  -Cuando venía en camino, sonó mi celular y contesté; mi madre quería que recogiera a mi hermana de la escuela. Hoy se iba a quedar a su taller de dibujo, pero al parecer se canceló y como no hay nadie en mi casa dijo que no habría problema si la cuido aquí.

  ¡¿Hermana?! No se parecen en nada. No logro rescatar algún parecido que tengan estos dos.
Digo, Jonhy es moreno y ella es aperlada; el cabello de ella es un tanto más claro que el de él; definitivamente, Jonhy tiene los ojos más grandes que ella... son muchas cosas que me hacen sentir ganas de hacer bolita y tirar todo por el caño la lógica.

  O su hermana tiene un gran parecido con su papá, o alguien les debe una explicación a estos chicos.

  -Pero, ¿y todo lo que se planeó para esta tarde? -objetó Carl desde su lugar.

  La hermana de Jonhy giró sus ojos marrones hacia Carl haciendo que cerrara la boca con un simple alzamiento de cejas.

  -No pasa nada si nos acompaña. Yo pienso que deberíamos incluirla -Lucas posó sus manos en su barbilla.

  -No creo que sea tan malo -habló Ethan desde el umbral de la puerta.

  Al parecer todos esperaban mi respuesta ante este absurdo dilema.
Incluso Brad había alzado la barbilla en dirección a mí.

  -Al parecer el único que tiene conflictos eres tú, Carl -dije para no tener que dar una respuesta en concreto.

  -Por mí, no importa. Jonhy es el que estaba planeando todo esto.

  -Ni lo intentes, Carl, no vas a hecharle la culpa a Jonhy otra vez -dijo Ethan señalando a Carl con su dedo índice.

  Algo que nunca entenderé es cómo podemos, fácilmente, pasar de un pequeño dilema a una enorme discusión.

  -No tienen por qué tenerme en cuenta para lo que vayan a hacer -dijo la chica con una voz no brusca, pero tampoco suave-. La verdad no me interesa lo que vayan o no a hacer ustedes.

  Jonhy fulminó con la mirada a su hermana y ella sólo hizo un mueca de desinterés.
Eso sí es amor de hermanos.

  -Tampoco es como que te quisiéramos invitar- remató Jonhy en voz baja.

  Al parecer también oyó eso ella porque en menos de dos segundos ella ya le había tirado un buen puñetazo en su hombro.

  El moreno me miró con súplica en sus ojos mientras se sobaba la zona golpeada y yo me encogía de hombros.

  Esta chica sí que es ruda...

  Creo que me agrada.

Cuando cedí mi TronoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora