25-Cuando llegaste tú

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Y llega esa persona, la que te hace ver el mundo de una forma diferente, la que pone tu mundo de cabeza, la que te cambia y te enseña que el amor existe, te enseña que no importa la distancia, que los sentimientos son más fuertes, que pueden contra todo. Te hace reír y sonríes estúpidamente cuando hablan.

Llega cuando menos te lo esperas, cuando sientes que todo está a punto de derrumbarse, y te salva, lo hace, te agarra de la mano y no te deja caer. Te sientes en paz, sientes la calma, que por fin alguien te entiende, que haz encontrado tu lugar en el mundo y quieres que sea a su lado. Sientes que juntos podrían atravesar cualquier obstáculo, desde un laberinto, hasta un océano, si lo hacen juntos.

Es de esas personas con las que sobran las palabras, el silencio es cómodo y te sientes seguro cuando cierras los ojos, porque se pararía el mundo si estuvieses a su lado, hasta podrías perderte para siempre, no te importaría escapar, irte lejos, si va contigo.

Y tienes miedo de perder a esa persona, de que se aleje, de que así como llegó inesperadamente, se vaya de la misma forma. Y cuando lo hace sientes un vacío en ti, sientes que ya nada importa, que los días son más largos y las noches más oscuras. No sabes que hacer, le quieres tanto, que cuando se aleja, sientes que pierdes una parte de ti, sientes que nada tiene sentido, le extrañas, demasiado.

Pero no quieres forzarle a que se quede, a que haga algo que no quiere hacer, no le exiges una explicación, no quieres incomodar ni mucho menos molestar. Pero le quieres, te ha enseñado a querer en poco tiempo, se ha ganado tu cariño, tu confianza, hasta tu corazón, se ha metido en cada pequeño rincón de tu piel y tu mente.

Y no entiendes por qué te pasan estas cosas, por qué te confunden, por qué te ilusionan, para luego irse. Una lágrima cae en tu mejilla y te das cuenta de que eso que sientes es real, no puedes evitarlo, no puedes hacer nada, no puedes olvidar, sólo quedarte en silencio, esperar que ese maldito sentimiento se vaya, aunque por lo visto, no tenga ganas de irse aún.

No puedes dejarlo ir, hacer como si nada hubiera pasado, porque tú no eres de esas personas que olvidan de un día para el otro.

Le susurras un te quiero a el viento, que sólo tú puedes escuchar, que va para esa persona, esa que está en tus pensamientos, y con el corazón en la boca, aunque no pueda escucharte, le susurras el más sincero te quiero.

Lo que sientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora