Simón y el mar

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Las olas bravías golpeaban con furia las rocas del mar, mientras el viento era una cachetada en mi mejilla, las nubes grises besaban el horizonte mientras el frío inhumano se colaba entre mis huesos.

El bote semecía de lado a lado con temor de voltearse y mientras una copa devino yacía en mi mano, recordé cómo se sentía llegar a casa y ser recibido por sus brazos pequeños.Y en ese momento, deseaba haberla amado aún más, deseaba haberle hecho caso.

Necesitaba una vez más sus sermones, sus abrazos tiernos.

Bebí un poco más de vino, el líquido sedoso y amargo me llenó de nostalgia, y por un momento recordé sus labios sobre los míos, acercándose aúnmás como con miedo, como si aquello fuese una bomba de tiempo.

El viento sevolvía más salvaje, como mis manos en su cintura. Y las olas más descontroladas, como mis besos en su cuello.El bote se mecía aúnmás salvajemente y mi vino se derramó en la madera lustrada, tiréla copa dejando que el vidrio se rompiera como mi corazón, y fuí más cerca del mar, y sentí la brisa salada en el rostro. "-Que fríaes tu vida" Había dicho Eleonore, tenía razón."- Que fría eres tu" Le había mentido yo. Pero ella no hizo más que reír, y yo reí conella.Toqué el frío metal del barco, se sentía como su mano en susúltimas sonrisas. Le acaricié donde antes había un sedoso cabello pelirrojo, una lágrima se derramó por su demacrado rostro. Las olas estaban llenas de ira, y me acerqué aún más a ellas, a las rocas.El cielo gris se despejó como burlándose de mi, y un sol brillanteabrazó mis lágrimas, las olas aún se veían salvajes, mi corazóndejó de latir cuando oí su voz. Miré al cielo cuando escuché minombre.

-Simón...bésame como en nuestra luna de miel.

Y besé la solas salvajes.

Las historias de LuciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora