El hijo de las sombras

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El hijo de las sombras se deslizó por entre la gente, observando y admirando esa peculiaridad que los humanos llaman "vida".

Vio como los seres humanos desprecian esa peculiaridad que el hijo de las sombras anhela cada día. El hijo de las sombras, carente de sentimientos y toda clase de emoción, descubrió el sentimiento abstracto de la curiosidad y pronto se sintió como un pozo vacío sin fin.

Abstraído por tanta soledad y el mero echo de que su padre (la sombra) persistía en hundirlo mas en la oscuridad y impulsándolo para que dispersa el miedo, el hijo de las sombras recorrió y observó cada alma de los seres humanos como finos cristales frágiles.


Heniel. Heniel.

El murmullo de una chica despertó sus mas mórbidos y tristes recuerdos como una noche fugaz pero detenida en el tiempo. Heniel conocido como el hijo de las sombras, sintió un fuerte dolor en el pecho y vio, asombrado, como unos brillantes colores danzaban en su supuesto inexistente corazón. Un cosquilleo le hizo notar que su apariencia ya no era cuna bruma oscura sino que había adquirido una forma humana.

Pronto sintió los curiosos dedos de la chica por su rostro y de su voz salió una suave pregunta:

              ¿Estás bien? Heniel.

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