Una oscruidad espesa abrazaba la ciudad, apretujando sus luces mundanas. Los autos a un lado de la acera y los animales marginados de la noche salieron a buscar comida, y por ahí; entre la espesa oscuridad, entre el frío de invierno, en un hotel malholiente; estaba yo.
Tendida en la cama, tapada con un harapo imaginado como sábana, con el cuerpo de un hombre al lado. Miré por la ventana, pequeñas luces se div
isaban por entre los pasillos de hoteles baratos, con el cuerpo adolorído y frío, era una más del montón.Sentí como una pequeña lagrima se deslizaba por mi mejilla, la limpié rápidamente y me estremecí cuando el hombre a mi lado se dió la vuelta y me tocó, aquel simple contacto hizo que recordara como sus toscas manos tocaron mi piel, como se deslizaron por debajo de mi ropa barata, como buscaba entre mi lencería su objetivo más obseno de la noche.Y como fui despojada de mi dignidad una vez más, incluso cuando me disculpé.-Lo siento...-Mis labios estaban resecos y mi saliva había huído, haciendo que esas palabras sonaran frágiles. No como lo había planeado. El hombre de tatuajes y olor a wisky me miró.-No he tenído tiempo de asearme.
Una sonrisa. Luego, una carcajada. Mis huesos temblaron y sentí la necesidad de huír.
-No me malinterpretes,cariño. No me preocupan tus otros clientes.-Se sacó la camisa y se acercó más a mi.Senti sus labios en mi cuello y sus manos en mi cuerpo, estaban por todas partes.Sentí mi corazón en el suelo.
Recuerdo mi amague de sacarmelo de encima, una farsa envuelta de lucha. Los resortes del colchón se incrustaban en mis costillas, sintiendo como era el objeto obseno de aquel hombre, quería huír, tomar el dinero e huír. Pero aquello era ran ridículo como estar ahí, sin estar, precisamente.
Y en este momento,presa en ese hotel asqueroso, entendiendo que había estado mirando fijamente aquella llave, la llave del hotel. La tomé, el frío metal en mis manos me hizo recordar que aún soy humana, el hombre a mi lado gruñó entre sueño y sueño. Y sentí algo nuevo. Ira. Odio. Vulnerabilidad impregnada de desesperación. Pero sobre todo; sentí que no tenía nada que perder porqué ya me arrebataron todo.
Y antes de darme cuenta estaba cara a cara con el hombre tatuado, su aliento aún apestaba a alcohol, mi mano se posó en mi mejilla y luego, antes de darme cuenta, tenía la llave presionando su yugular.Sus ojos me delataron que lo estaba haciendo en serio. Un liquido caliente y carmesí cubrió mi mano y la llave, el hombre por pura desesperación había intentado respirar, pero esos vagos intentos de sobrevivir solo hicieron que recordara los horres a los que me sometieron, pero ahora, con un cuerpo profano y obseno, ahora con una estabilidad mental de un esquizofrenico, no podía evitar presionar con más fuerza la llave en su yugular, acabando con su vida, viendo como sus ojos reclamaban por una familia, como se reprochaba así mismo por morir en aquel lugar de marginados obcenos.
Me levanté y me permití dar una ducha, el agua caliente no era sino menos tibia que la sangre del hombre muerto. Me vestí y salí. Las calles estaban silenciosas, me quité los tacos, sintiendo el asfalto en mis pies desnudos y caminé, la ciudad estaba apagada y las estrellas me observaban, tenía el corazón perdido y nada por lo que seguir. Solo fui a donde sabía ir.El agua chocaba con las rocas como si se estuviesen burlando de mi, retandome. El puente, sin embargo estaba deseando no ser presente de aquello. Me subí a unos fierros, mirando el óceano, burlandonos de mi. Sentí que era muy joven para aquello, muy joven para vivir. Mis diesiocho años no eran parte de aquel mundo profano, sentí la brisa salada, y el llanto de mi madre en mi funeral, incluso antes de sentir el agua helada; como finas agujas en todo mi cuerpo, incluso senti su llanto antes de intentar respirar por inercia, incluso antes de ver difusas las estrellas.Incluso antes de morir.
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Las historias de Lucia
PoetryY es que he abierto mi alma a un cuaderno sin causa explicíta, ni interes de ser complice de mis tontos sentimientos. Pero siento que cada palabra que va llenando poco a poco los renglones de este cuaderno, se vuelve parte de algo indirecto , escond...