Con paso cansino caminamos las 7 cuadras que nos separa de la playa. Un olorcito a asado hizo que mis entrañas rujan.
Martín abrió el portón de madera amarillo y nos encontramos con la mejor postal familiar.
Una mesa grande ocupaba el patio.
— Maca, vení — me llama mi suegro — proba — me extiende un tenedor con un pedazo de carne. Exquisito. Una exclamación se escuchó en mi garganta — acostúmbrate a comer asados así de ricos.
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Hasta siempre.
Short StoryCada uno elige su destino. Lo manosea, lo perfecciona, lo vive, lo arruina. Historia que narra desde adentro, lo que es vivir un aborto en Argentina. #670 en historia corta - septiembre 2017 #633 en ShortStory - mayo 2018