• CUARENTA Y SEIS •

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Después de ese día, todo se hizo más difícil que antes.

Los encuentros semanales con Martín, resultaron convertirse en nuestra nueva rutina.

Nos veíamos, para que me denigre. Para que descargue toda su ira verbal contra mi, y después nos matábamos a besos.

Y yo era feliz con esa pequeña demostración de amor.

Hasta siempre. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora