Capitulo 12 - Cartas

968 11 6
                                    

Antes de empezar el capítulo, quiero avisar de que probablemente no haya capítulo nuevo hasta detro de un par de semanas. Ahora estoy en época de exámenes, y a decir verdad debo ponerle bastante empeño. Pido disculpas de antemano.

¡Muchos besos!

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Charlotte ya se había encontrado con la muerte antes. Había estado en el entierro de si difunta madre y había llorado su pérdida incluso a pesar de su escasa edad.

Pero aquél encuentro había sido muy diferente. Le había mostrado la cara más triste y desdeñable de la muerte, esa cara que la gente no conoce por quedarse bajo tierra y que nos dice lo que realmente significa la pérdida de la vida, del color, de la calidez, de las sonrisas… Siempre queda un recuerdo tallado en la piedra gris de una lápida que reza lánguidamente los nombres de los difuntos, pero que no permiten a quienes les presentan sus respetos saber a qué siguen amando. Si alguien hubiese visto lo mismo que ella hacía apenas unos minutos entendería de qué hablaba, entendería que tras presenciar el enjuto cadáver de Adela Barathon, con su vigor perdido en podredumbre y entristecido por su rigidez mortecina, sabría que nadie debía presentar respetos a la muerte.

 Para cuando llegó con la respiración entrecortada a la taberna donde sabía estaría Matthew ya había despertado el interés de todo el pueblo, que la habían visto salir con el rostro desencajado y los pies ligeros de la villa Barathon. Estaba segura de que Seth habría intentado seguirla en otras circunstancias, pero estaba demasiado ensimismado observando el que para él seguiría siendo el bello rostro de su amada esposa. Charlotte sintió un retortijón del que brotó el nervio, ahora a flor de piel, pero logró mantenerse lo suficientemente serena para no causar un escándalo al entrar en la taberna. Cuando encontró a Matthew todo lo que hizo este fue colocarle ambas manos en los hombros y trató de tranquilizarla. Charlotte tan siquiera sabía por dónde empezar o, más bien, tan siquiera sabía qué decir. Que acababa de ver el cadáver de la esposa de Seth resultaba poco creíble, y menos aún propio de una persona cuerda por lo que se limitó a mirar al joven con ojos cargados de nervio y desmesuradamente abiertos, destacando sobre la oscuridad de las tenues ojeras y las bolsas hinchadas.

 -Tranquilízate. ¿Qué te ha pasado?

-Es que… He estado con Seth… Y-Yo no lo sé.

-Tranquila – Matthew hizo una mueca que pretendía ser tranquilizadora y se acercó a ella – Déjale que disfrute en soledad. Son cosas que sólo el y Tilman comprenden.

 Charlotte agradeció el calor humano del brazo de Matthew al rodearla, pero se sintió tan confusa e incómoda al mirarle y no comprender qué sabía el chico que se revolvió en su silla. Él se sintió avergonzado por su actuación, pero Charlotte ahora se sentía más preocupada por otro tipo de cosas. Sin embargo supo sacar algo de aquél detalle: Matthew no parecía realmente extrañado por la visita de Seth, lo que le hacía pensar que quizá no sabía qué escondía el cocinero en su casa. Aunque así fuera, Charlotte no intentaría sacarle la información a él, por lo que sintiéndose como una extraña entre todos aquellos ojos que la atravesaban desde detrás de la barra y desde las mesas, se giró sobre sus talones y antes de salir le dijo algo a Matthew con voz queda.

 -Me voy al coche. En cuanto venga Seth marchémonos, por favor.

 Esperaba que le golpe de aire húmedo despejase su cabeza, pero lejos de aquello tan sólo se acumuló en su nariz congestionada y le molestó profundamente. Habría invocado demonios por las nubes, por Matthew y sobre todo por Seth, para haber soltado uno de los caballos y cabalgar hasta casa. Pero no hasta su nueva casa, sino a la que había sido  siempre su hogar. Quería llegar a la hacienda de los Wright, allí donde se había criado y donde todo le era conocido por peor o mejor que fuese.

Los caminos de CharlotteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora