Repíteme eso -respondió Sebastián, poniéndose en pie-. Creo que te he entendido mal.
-¡Pero si ya lo sabes! -gritó Valentina-. ¡A Natalia la atropelló un coche hace doce meses!
-¡No! -exclamó él, como si algo le desgarrara la garganta-. ¡No te creo!
-Te llamé, justo aquí, a esta oficina -le espetó ella-. ¡Tú no quisiste hablar conmigo, así que le dejé el mensaje a tu secretaria!
-¿Que llamaste aquí? -preguntó, como si finalmente estuviera asimilando las palabras que Valentina le había dicho-. ¿Natalia ha muerto?
-¿De verdad crees que te mentiría sobre algo así? -Sebastián comprendió que era cierto y la sorpresa se adueñó de él. Se puso muy pálido y de repente, movido por un impulso salvaje, dio un fuerte golpe con el puño cerrado sobre la mesa de cristal. Valentina abrió los ojos asombrada, mientras contemplaba cómo la mesa se rompía, y el cristal caía al suelo con un estruendo espantoso.
-¡Dios mío! -susurró ella-. No lo sabías...
-Menos mal que te das cuenta -le espetó él, sacándose un pañuelo del bolsillo.
Mientras Sebastián se envolvía la mano en el pañuelo, Valentina lo contempló, impresionada por lo que acababa de ver. El asombro se había apoderado de ella de tal manera que le resultaba imposible respirar. En ese momento, la puerta de abrió de par en par y apareció Sonia.
-¡Cielo santo! -exclamó, horrorizada por lo que contemplaban sus ojos.
-¡Fuera! -le gritó Sebastián, tan violentamente que ella cerró la puerta tan rápidamente como la había abierto.
-No había ninguna necesidad de que lo pagaras con ella -le reprochó Valentina.
-Nunca recibí tu mensaje -replicó Sebastián, sin prestar atención a su observación-. ¿Crees que lo hubiera ignorado si lo hubiera recibido? Eso fue lo que pensaste, ¿verdad?
-Lo...-
-No te atrevas a decirlo-
-Al principio, me negué a creer que ignorarías mi mensaje. Pero luego, cuando pasaron días y días sin tener noticias tuyas, llegué a la conclusión de que... Yo estaba muy aturdida después del entierro -añadió-. No podía poner mis ideas en orden. Después, cuando me cambié de piso porque no podía seguir viviendo allí sin ella, empecé a hacerme a la idea de que tú no...-
-Valentina se quedó en silencio. Sebastián tampoco pronunció una palabra, sólo se pasó la mano que no tenía herida por la cabeza, y se dio la vuelta, como si le ofendiera mirarla. Ella se le quedó mirando, sin saber cómo reaccionar ante aquellas emociones que los embargaban a los dos.
-¿Cuándo? -preguntó él de repente-. ¿Cuándo ocurrió todo esto? -añadió. Valentina le dijo la fecha exacta-.
-Madre de Dios-.
Aquel preciso día hacía exactamente un año de la muerte de Natalia. Sebastián se dirigió hacia ella, hacia el escritorio para llamar por teléfono. El pañuelo blanco de la mano se le iba tiñendo de sangre.
-Quiero un listado de todas las llamadas que se efectuaron a este despacho hace hoy exactamente un año. Y también mi agenda de citas del año pasado - ordenó. Después, colgó el teléfono-
Valentina seguía asombrada por la violencia emocional que estaba contemplando. Se sentía muy mal por ser ella la que lo había ocasionado. Y se sintió aún peor cuando Sebastián se desplomó en el sillón y se cubrió la cara con las manos
![](https://img.wattpad.com/cover/120003718-288-k83471.jpg)
ESTÁS LEYENDO
AMANTES RENDIDOS
RomansaValentina Campbell adoraba a Sebastián Stan , pero sabía que nunca le podría dar lo que él realmente necesitaba. Así que decidió abandonarlo... Dos años después, no le quedó más elección que pedirle ayuda a Sebastián . Él accedió a dársela, pero c...