Capítulo 9. Familia.

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Link, junto con Proxi y el Chronos adulto, se encontraban en el Valle de la Hechicera, de camino hacia el Templo de las Almas. Era evidente la tensión que se respiraba entre Link y el Guardián, después de todo, ambos eran prácticamente idénticos en apariencia, pero nadie había dicho palabra sobre ello durante el trayecto hasta allí; en especial Proxi, que se moría de la curiosidad, pero que no lo podía preguntar por miedo a crear un momento incómodo.

Cuando finalmente la curiosidad pudo con ella, el hada estalló como un petardo rodeado de dinamita:

-¡Agggg! ¡Ya no aguanto más!- gritó la hadita llena de rabia y curiosidad -¡¿Por qué te pareces tanto a Link?!-

La pregunta incomodó de sobremanera a ambos, sin duda era un tema que preferían evitar; sin embargo, Chronos suspiró y decidió dar su respuesta:

-No puedo responder a esa pregunta ahora mismo- dijo el mago -Sólo os diré que mi destino y el de mucha más gente depende de que el héroe salga victorioso en esta misión-

Proxi infló los mofletes ante esta respuesta, no había satisfecho su curiosidad y algo le decía que Link no la iba a dejar seguir molestando al hechicero con ese tema.

A medida que se aproximaban al Templo de las Almas, la sonrisa de Link se iba engrandeciendo al pensar que podría volver a ver a su amada Cya después de estar ya varios días sin saber de ella, puesto que lo último que supo de ella entes de partir a su misión, era que se encontraba débil, y confiaba en que su estado fuera mejor en cuanto se reencontraran. Chronos también sonrió al ver a Link tan contento, pues él sabía cuál era el motivo de su felicidad; saber que el Héroe y la Hechicera estaban juntos era importante para él, después de todo, su existencia no sería posible sin el amor que ambos se procesaban.

Cuando finalmente llegaron al Altar de La Hechicera, la entrada principal hacia el Templo de las Almas, Chronos se detuvo.

-Será mejor que me dejes hablar a mí sobre el tema que nos ocupa- Dijo el mago azul -No quiero que seas tú el que tenga que dar malas noticias a las Guardianas-

Antes de poder invocar el portal que les abriría camino hacia el palacio de las Hechiceras, una fuerte presencia fue percibida por Chronos y el hada. Los tres se dieron la vuelta y vieron como un gran ejército se aproximaba hacia el valle, capitaneados por un hechicero portador de un poderoso cetro en forma de pincel.

Sabiendo que era demasiado arriesgado dejar que el héroe resultara herido durante el combate, Chronos se apresuró en abrir el portal y ordenó a Link entrar en él.

-Tú reúnete con las Hechiceras, déjame esto a mí- ordenó Chronos mientras Link lo miraba dubitativo, pensando si debía abandonarlo en el campo de batalla o no. Algo dentro de él le dijo que confiara en el mago que tenía delante y este asintió antes de adentrarse en el portal como diciendo: Te lo encargo

Una Link cruzó el portal hacia el Templo de las almas, y viendo que sería incapaz de enfrentar a tamaño ejército él solo, Chronos abrió en el suelo un segundo portal; éste era de un color diferente al anterior, era negro, y estaba decorados con dibujos verdes en espiral. De él surgió una bella mujer de piel azulada, con los ojos rojizos y cabello anaranjado, que llevaba flotando a su diestra un espejo mágico; la Verdadera Midna, Princesa del Crepúsculo.

-Hacía tiempo que no me llamabas para algo importante- dijo esta divertida -¿No va en contra de las reglas invocar portales espacio-tempo-dimensionales? -

-Ya hablaremos de eso luego, Midna- dijo él en tono condescendiente -De momento ayúdame con esto ¿quieres?-

-Está bien- dijo esta preparando su espejo -Hace tiempo que no desato todo mi poder-

Mientras, en el Templo de las Almas, Link cruzó la entrada principal esperando reunirse de vuelta con Cya, y hablar con ella sobre qué estaba ocurriendo en el mundo exterior. Antes de poder subir las escaleras del palacio, Lana apareció ante él.

-¡Link!- gritó -He visto lo que está pasando en el Valle. ¿Quién es el hombre que te acompaña, es un Guardián?-

Link no pudo responder a las preguntas que la Hechicera Blanca le estaba haciendo, pero su mirada decía todo lo que tenía que saber.

-Tú ve con Cya- dijo Lana -Yo os ayudaré en lo que pueda-

Una vez Link vio a Lana abriendo el portal en camino hacia el Valle de la Hechicera, se dirigió de inmediato hacia los aposentos de la Hechicera Oscura; allí la encontró, casi inerte, aun recuperándose de la gran pérdida de energía que había sufrido.

Cuando este se acercó a ella, Cya abrió lentamente sus ojos encontrándose de nuevo con la visión de su amado, y esta sonrió. -L-Link- dijo tiernamente mientras los dos se envolvían en un cálido abrazo.

De vuelta al campo de batalla del Valle de la Hechizera, Lana emergió del portal para encontrar el basto panorama que tenía enfrente. En medio del caos, vislumbró dos figuras que se enfrentaban a los monstruos que se aproximaban a las ruinas, y deduciendo que se trataban de aliados, fue en su auxilio. Una vez llegó a donde ellos estaban y pudo verlos más de cerca, las auras que desprendían les resultaron extrañamente familiares, tanto la del hechicero de ropajes azules, como la bella mujer de tez azulada. Estos se dieron la vuelta y recibieron a Lana.

-¡Lana!- dijo la mujer -Que agradable reencuentro ¿qué tal tu hermana?-

-¡¿M-Midna?!- preguntó sorprendida -¿En serio eres tú? ¿Cómo conseguiste recuperar tu forma?-

-Eso es lo de menos...- dijo sonriendo la Princesa del Crepúsculo -Lo importante ahora es ayudaros a cumplir vuestra misión-

-Por el momento nos conformamos con que nos ayudes a contener a estas bestias- dijo el hechicero mientras conjuraba un gran muro luminoso.

Lana percibió al momento el poder que emanaba aquel hombre de ojos amatista, ese conjuro era uno de los más básicos que había aprendido a usar, cuando Cya y ella aún eran una misma persona. Los conjuros que le vería utilizar mas adelante, similares también a los de su contraparte, llamaron aún mas su curiosidad; por no olvidar también ese rostro perfilado que tanto recordaba al de cierto héroe con ropajes verdes. Lo único que Lana pudo decir en ese momento fue: -¿Quién eres?-

De nuevo con Link y Cya, cuando esta finalmente pudo reincorporarse, ambos se encontraban abrazados en sus aposentos, disfrutando de su mutua compañía. Fue entonces cuando Cya habló.

-Link, me halaga gratamente que hagas un alto en tu misión para venir a verme; me alegra ver que te preocupas por mi tanto como yo por ti, pero tengo que pedirte un favor...-

Link asintió y esperó a escuchar la petición de su amada.

-Necesito que protejas a Lana- Link inclinó la cabeza como no comprendiendo a qué se refería ella -No te hagas el tonto conmigo, sé bien que hay una guerra ahí fuera- él bajó la cabeza viendo que era inútil intentar no preocuparla por los actuales acontecimientos, entonces ella habló de nuevo.

-Escúchame. Ella no te lo ha dicho, pero Lana también se encuentra muy débil. Ha estado compartiendo conmigo su poder mágico para que yo pudiera recuperarme, pero eso la ha debilitado- Link de inmediato comprendió las palabras de Cya, él sabía que Lana era una persona muy benevolente y no le habría importado sacrificarse por él o por su otra mitad

-Ella es... la única familia que tengo en el mundo- dijo ella -Si algo le pasara por mi culpa, jamás me lo perdonaría. Protégela, por favor...-

Link reflexionó un único instante sobre las palabras de su amada y vio que esta tenía razón, Cya no se lo perdonaría si Lana muriera por ayudarla, y él tampoco podría perdonarse a sí mismo. Finalmente accedió a la petición de Cya y esta se despidió de él con un último beso antes de verlo cruzar el portal de vuelta al Valle de la Hechicera.

Una vez Link desapareció en el portal, Cya suspiró con la cabeza llena de pensamientos -Mi única familia...- esas fueron las palabras que escaparon de la boca de la hechicera mientras esta llevaba su mano a su vientre, y con una sonrisa llena de ternura miró hacia este, sintiendo en su interior el poder del cálido recuerdo de la última noche que estuvo con su amado antes de que el rio del tiempo de desbordara.

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