Capítulo 13. Reunión de Héroes.

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Mientras, en la llanura de Hyrule, una locomotora de vapor partía desde el castillo recorriendo las verdes colinas. La locomotora era conducida por un Jover rubio de ropajes verdes y grandes ojos de dibujo animado, ayudado de un báculo que le había entregado el mercader de la túnica de conejo al que llevaba de pasajero junto con el Caballero Dragón, las Princesas de Hyrule, el Mascarón Rojo, la Sabia de la Tierra y la Líder Pirata.

Tetra se encontraba gratamente sorprendida de la habilidad de su tripulante para conducir la locomotora. Ella sabía que era un buen navegante, pero no pensó que se las apañaría tan bien con un vehículo que nunca antes había visto, y menos utilizando un Báculo de las Arenas, su habilidad no sorprendió a la joven princesa fantasma que reposaba sobre el hombro de la armadura del Espectro, la cual ya tenía una corazonada de su habilidad con las locomotoras.

La Princesa Zelda miró detenidamente la batuta que el "Toon Link", como decidieron llamarlo para evitar confusiones, le había entregado por consejo del Rey Daphnes. Su majestad había pensado, que aunque el Héroe del Viento fuera un portador hábil de la batuta, la Princesa haría mejor uso de ella, razón de más para que Ravio le alquilara el Báculo de las Arenas.

Mientras Toon Link recibía instrucciones de su hermana Abril gracias al Amuleto Pirata que llevaba al cuello, en el vagón de cola los demás guerreros charlaban y planificaban su estrategia para detener a Ganon una vez se reunieran con Link, Chronos y Lana.

Sin embargo, en su trayecto apareció una grieta que les impidió seguir avanzando. El tren de los dioses tuvo que parar bruscamente, haciendo caer a sus pasajeros de las formas más incómodas y embarazosas posibles. Medli y Tetra cayeron encima de la espalda del anciano rey, haciendo que este sufriera un terrible dolor de espalda; Zelda cayó encima de Volga, y sus rostros quedaron cada uno muy cerca del otro, haciendo a los dos sentir vergüenza; la única que se libró fue la fantasmal Toon Zelda, que a diferencia de su armadura, la cual aplastó al pobre Ravio, se quedó flotando evitando la caída.

-Ayyy ¿Por qué nos paramos?- preguntó Tetra frotándose la cabeza debido al golpe. Antes de que el Héroe del Viento pudiera contestar, la grieta se iluminó, revelando a dos figuras que salían de su interior.

-¡MIRAD!- gritó Abril desde el amuleto pirata.

Las dos figuras oscuras nuevamente resultaron ser los taimados brujos que tastos problemas habían estado causando a nuestros protagonistas.

-¡Yuga!- gritó Ravio

-¡Invocante!- gritó Volga

De la misma grieta de la que ellos surgieron aparecieron un grupo extenso de miniblins que rodearon el tren. Antes de que los héroes que habían caído debido al frenazo, los hechiceros abordaron la locomotora y se dirigieron a ellos.

-¿Qué te parece, amigo mío? Perece que esa ves lo tendremos más fácil- declaró el Hechicero de Lorule.

-Tantos objetivos de una sola vez. Esto será pan comido- coincidió el Mago Oscuro.

Tetra trató de disparar al gerudo con su pistola, pero el golpe de un tridente que había sido lanzado por uno de los numerosos minibin que rodeaban el Tren de los Dioses le hizo fallar el tiro, la distracción fue perfecta para que Yuga atrapara a la pirata con su magia pictórica.

Una menos!- exclamó Yuga de emoción.

Una vez pudo levantarse, el Rey Daphnes trató de contraatacar para liberar a su descendiente, pero un crujido en su espalda le impidió atacar y resultó también víctima de la magia de Yuga, atrapándolo en un cuadro.

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