CAPITULO 3
—Maravilloso William... ¡Excelente! Si que eres asombroso... Tu primer trabajo como policía verdadero, tu primer arresto y lo arruinas con un estúpido y ridículo tropezón...— William murmuraba regaños para si mismo, utilizando el tono mas severo que alguien podía utilizar en una situación así sin parecer demasiado patético.
Después de unos meses de haber iniciado su trabajo como policía, finalmente tenía un 10-16 y no esas estúpidas multas en parquímetros que su "amable y simpático" compañero siempre se molestaba en darle al igual que el papeleo mas pesado. Casi dio de saltos cuando escuchó por la radio mientras patrullaban que había un 10-16, vehículo robado, en la calle Preintshed, que era por su suerte a solo diez minutos de donde ellos estaban. Hasta ahora James no le había asignado nada que involucrara las palabras <arresto, persecuciones, robos o confrontaciones>, lo que en punto de William lo clasificaba como un policía que no era policía. Él no era el único novato que había en la comisaria que aún no tenía un trabajo real. Una semana después de su llegada habían llegado dos chicos mas que fueron asignados a diferentes áreas y horarios al suyo, por lo que tenía pocas oportunidades para charlar con ellos, pero por lo que había escuchado, ambos chicos ya habían hecho su primer arresto y hasta iban por el tercero, mientras que él seguía sin salir de su "adorada" zona de parquímetros. O su compañero lo cuidaba mucho y quería asegurarse que estuviera bien preparado antes de la acción, cosa que realmente dudaba, o lo consideraba un inepto incapaz de ponerle las esposas a alguien. Fuera lo que fuera, aquella tarde no tuvo importancia, James había respondido de manera afirmativa al llamado, informando que irían al lugar y que estarían ahí en no mas de 10 minutos.
William mentiría si dijera que no había sentido un cosquilleo en el estómago durante el camino, intensificándose cada vez que daban alguna vuelta, acercándose al lugar que era una zona residencia de no muy buen nivel económico si es que le preguntaban.—Mantente calmado y no hagas nada que no te ordene. — James le había informado a su compañero en un tono serio y mandón como era su costumbre, antes de bajar de la patrulla y acercarse al grupo de vecinos y curiosos que rodeaban un auto viejo y rojo que estaba a un paso del deshuesadero a vista de cualquiera.
— ¡Gracias a dios, por fin un policía!— Dijo de manera aliviada una señora de unos 40 años, algo bajita y regordeta de cabello castaño recogido en un chongo despeinado y flojo.
—Soy el oficial Hunter, ¿en qué puedo ayudarla, señora?—James dijo de manera cortes, teniendo que alzar un poco la voz para hacerse escuchar por encima de los gritos de las demás señoras que rodeaban el auto. — Se reportó...
— ¡Quítale las manos a mi hijo, es solo un muchacho!— Gritó la misma mujer que momentos antes se acercara a James.
— ¡No es mas que un borracho y se robó mi auto! ¡Merece que lo encierren en la cárcel!— Gritó una de las involucradas, otra mujer, aparentemente de las misma edad y con ropa y peinado menos descuidado que la primera. — ¡¿Qué esperan?! ¡Arresten a este delincuente!— Exigió la mujer, viendo a ambos oficiales y sin soltar el brazo del muchacho que estaba dentro del auto en el lugar del copiloto, aparentemente calmado y sin inmutarse por todo el revuelo que se suscitaba a su alrededor.
—Suélteme, vieja loca. — Dijo sin mucha expresión en su rostro, el joven de cabellos rubios y largos que le cubrían la frente y gran parte de su ojo izquierdo.
—Señora, por favor suelte al muchacho y tú sal del auto con las manos donde pueda verlas. — James le ordeno al joven haciendo un movimiento de cabeza para indicarle que saliera. — Agner, revísalo.
— ¿¡Revisarlo?!— Dijo algo alarmada la madre del joven al ver que el otro oficial comenzaba a palpar los bolsillos de su hijo mientras lo pegaba al auto y colocaba sus manos detrás de su cabeza.
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Arresta mi Corazón.
RomanceLa vida del teniente de la policía de la ciudad de Nueva York, James Hunter, transcurre con normalidad y sin ningún tipo de problemas hasta la llegada de su nuevo compañero, el novato William Agner. El mundo de ambos se vuelva patas para arriba con...