Capítulo 8
William se reunió con Wade por la mañana en un pequeño café en el centro de la ciudad. El cafecito era un lugar bastante acogedor y privado en el que se podía hablar cómodamente, sin mencionar que el café era delicioso y por solo dos dólares la taza. Fuera de la cafetería se repartían varias mesas, siendo las más codiciadas las que estaban bajo un hermoso árbol. El bello ciruelo era la vista del lugar. Era perfecto para darle un toque fresco a tu reunión o un toque romántico a tu cita.
A esa hora de la mañana, casi no había gente y los codiciados asientos bajo el ciruelo estaban disponibles. William escogió una de las mesas bajo el árbol, tomó asiento y pidió un capuchino para él y un expreso para Wade.
El novato apartó levemente la palestina que llevaba en el cuello, esperando que sus bebidas llegaran. El joven vestía de forma casual: jeans, una camisa azul, una chaqueta negra y una palestina a juego para ocultar cualquier marca en su cuello que James pudiera haber dejado la noche anterior.
Las bebidas llegaron sin tardanza y poco después se escuchó la voz de Wade a espaldas del chico.
—Gracias por venir. — Wade distinguió la figura de William sentado en una de las mesas casi de inmediato. Arreglándose un poco el cabello, se acercó al chico. Durante el camino a la cafetería, Wade en verdad creía que William no se presentaría. —Temía que no vinieras. —Comentó al tomar asiento. —Will, ¿qué te ocurrió ayer? ¿Por qué tú...?
William alzó su mano izquierda, la que no tomaba la taza de café, pidiendo de esta forma que Wade no continuara hablando.
—Wade, en verdad lo siento. —Dijo algo apenado. —Ayer no me porte de la mejor forma contigo. Me encontraba estresado y algo molesto y solo me desquite injustamente contigo. —William se disculpó con sinceridad. Wade era el último que merecía pagar por su mal humor.—Descuida. —Wade tomó la mano de William y dio un par de caricias suaves en el dorso. Su rostro no parecía estar molesto por lo ocurrido el día de ayer, al contrario, sus labios mostraban una sonrisa aliviada al saber la causa del comportamiento de William. —Todos tenemos días malos, ¿no es así? Así que no te preocupes, todo esta perdonado. —Wade le regaló una sonrisa más al novato. — ¿Sabes? Pensaba que si hoy tenías un rato libre, quizá podríamos ir a cenar y después...
—No, Wade. —De nuevo William interrumpió a Wade antes de que este acabara de hablar. —Tal vez ayer no toqué el tema como debía pero...—El novato buscó las palabras correctas para terminar cualquier relación, que Wade creía que tenían, de manera definitiva. Sin embargo, si se ponía a pensar, era probable que no existieran las palabras correctas para terminar una relación sin lastimar a la otra persona. —En verdad creo que lo nuestro debe terminar. —Se decidió por decir al final. Eran palabras directas pero no demasiado duras.
— ¿Qué? ¿Pero porque? —Wade preguntó bastante desconcertado. —Will, pensé que me querías.
—No Wade, nunca tuve esa clase de sentimientos por ti y en verdad lamento que creyeras lo contrario. —William resistió las ganas de beber un poco de café. Su madre siempre decía que era de mal gusto beber algo mientras se argumentaba con alguien. Tal vez tuviera razón.
—Pero todos estos meses, tú...
—Wade, nunca te oculte que no eras el único en mi vida. Desde un principio te aclaré que no podía ofrecerte nada más que sexo ocasional. —William mordió su labio inferior. Comenzaba a sentir un remordimiento horrible pese a tener claro que no había hecho nada malo, al menos no de manera directa. Él nunca pretendió que Wade se enamorara. Por alguna sádica razón, no pudo evitar imaginarse a él en el lugar de Wade, recibiendo las mismas palabras pero en boca de James.
—Wade, en verdad lo siento. Nunca pensé que las cosas llegarían hasta este punto.
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Arresta mi Corazón.
RomanceLa vida del teniente de la policía de la ciudad de Nueva York, James Hunter, transcurre con normalidad y sin ningún tipo de problemas hasta la llegada de su nuevo compañero, el novato William Agner. El mundo de ambos se vuelva patas para arriba con...