1: Mundo Muggle

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#BackToHogwarts #19YearsLater

1 de septiembre de 2017

(Fecha de publicación del primer capítulo, la historia comienza en 1994)

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Capítulo uno

Mundo Muggle

—Nuestra casa es la tercera desde la esquina. La de ladrillos. La ventana de arriba da a mi habitación, pero no temas, en verano la calle no es ruidosa. Podrás dormir bien.

Hermione se ha aguantado todo el viaje desde King's Cross sin hablar mientras acariciaba a su gato Crookshanks, pero al entrar en la calle de su casa, saltó del asiento y soltó la lengua. Desde el asiento trasero del coche, estiro el cuello para ver la casa por la ventanilla de la señora Granger. Aquí las casas están muy pegadas entre sí y los jardines son pequeños. Si mi familia viviera en un barrio así, ya se habría roto el Estatuto del Secreto hace años. Los vecinos deben oírte hasta en el baño de tu propia casa.

El señor Granger estaciona el auto de culata para bajar los baúles de Hogwarts con disimulo.

—Los vecinos no son muy curiosos —explica él—, pero nunca está de más ser precavido. Pero no te preocupes, actúa con naturalidad. ¿Esto es todo? ¿No tienes una lechuza? —me dice, revisando si no se le olvidó bajar una jaula.

—No, señor, pero tengo una lagartija. Espero que no sea problema. No muerde.

—¿Una lagartija? ¿Y qué come? —pregunta la señora Granger con una mueca.

—Bichos. También come pan si se lo doy, pero principalmente bichos.

—No ataca, ¿verdad?

Saco a Barbas de su escondite en mi bolsillo y se la muestro. La señora Granger alza las cejas pero no dice nada y trata de sonreír, mientras que su marido cierra el auto y nos invita a pasar a la casa. Parece que las lagartijas azules no están de moda entre los muggles.

Hermione y yo subimos los baúles por la escalera hasta el primer piso. Ella abre la primera puerta y entramos a su habitación, que es muy bonita y muy diferente a la mía (por ejemplo, no la comparte con Selene). Su ventana, como bien dijo, da a la calle y ocupa una parte considerable de la pared; debajo hay un largo escritorio y en la pared opuesta tiene una biblioteca grande y repleta de libros. Hay un sillón de lectura, una lámpara de pie, un armario empotrado, una cama y un colchón en el suelo que parece recién desempolvado.

—Mira, parece que ya prepararon todo antes de salir a buscarnos —comenta Hermione—. Lamento que no tengamos otra cama para ti, hay una extra en la habitación de atrás, pero la mantenemos siempre disponible por si viene mi abuela a quedarse, y pensé que te gustaría más estar conmigo que en la parte de atrás...

—El suelo está perfecto, gracias. Realmente es hermosa tu casa.

—Muchas gracias. Seguramente tu casa también es linda.

—Mmmm. No sé. No pensemos en eso.

—¿Te molesta si te muestro mis libros? —pregunta tratando de contener la emoción. Mientras me enseña todos sus estantes repletos y perfectamente organizados, por tema y por autor, oigo música que sube por la escalera.

—¿Tienen un piano abajo? —pregunto. No tuve tiempo de mirar la sala.

—Sí, pero nadie está tocando ahora, pusieron un cassette.

—¿Un quesét? ¿Eso se come? ¿Es un queso francés?

Hermione se ríe.

—Es un rectángulo con una cinta adentro. Y no es de queso. Cuando lo pones en el reproductor, suena música. O grabaciones de radio. También hay otros que tienen videos. Lo que pusieron ahora es el Claro de Luna, una sonata de Beethoven.

Leyla y el Torneo de los Tres Magos | (LEH #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora