Capítulo catorce
De regreso a Hogwarts
George me lleva de la mano un piso más abajo, donde está la habitación de los gemelos y la de Percy, que sigue encerrado trabajando para Crouch. Abren la puerta que tiene una F y una G grabadas y veo adentro dos camas iguales con cobertores marrones. Las paredes amarillas llenas de afiches de equipos de Quidditch, estampas de los Sortilegios Weasley, orgullosas notas de castigo firmadas por Filch, banderas de Gryffindor y afiches de unas chicas que parecen las mismísimas veelas del equipo de Bulgaria.
—Compórtense, por favor —digo cuando entramos. Fred cierra la puerta—. Si su madre escucha que estamos aquí, se armará un escándalo. Y no quieren que Cedric escuche una palabra sobre esto.
—Por favor, ¿qué estamos haciendo de malo?
—Nada aún. Pero... no sé, a otros ojos se vería mal. Mi madre ya casi me pega al saber que tengo novio.
—Mira, sabemos que una vez dormiste con Harry y Ron en Hogwarts y nadie armó ningún escándalo. Puedes estar en nuestra habitación y seguir siendo la respetable señora Diggory.
—Lo haces sonar tan mal —me río y me hacen un lugar en la cama, pero yo me siento en la silla del escritorio—. No fue así, simplemente había muy poca gente y al día siguiente a la mañana íbamos a salir juntos... —Los gemelos alzan las cejas. Ciertamente no me estoy defendiendo bien—. En fin, olviden eso y díganme qué me trajo aquí.
De abajo de una de las camas toman una caja muy parecida a las que dejaron en la habitación de Ginny, de donde sacan varios paquetes de pastillas hasta que llegan a lo que buscaban: pilas y pilas de papeles.
—¿Eso es el secreto? ¿El papel explota cuando lo tocas o te cortas la mano?
—Son solo formularios, no es uno de los productos. Luego te mostraremos más —dice George—. Es justo que sepas qué es lo que vendes.
—¿Creen que yo voy a vender? Chicos, si me descubren, estoy peor que ustedes. Los profesores se nos pondrán en contra. Ya Cedric tuvo el año difícil en Pociones y por suerte sí aprobó el examen de MHB.
—Nosotros desaprobamos Pociones sin la ayuda de nadie —dice Fred.
—¿Y qué tiene que ver Cedric? ¿Él también hizo lío durante el año y Snape se vengó?— Me quiero morder la lengua. Casi olvido que ellos no saben sobre Snape—. No pasará nada, Leyla. Los profesores no tienen idea de lo que sucede en Hogwarts —dice George.
—Además —dice Fred—, no te haremos vender. Solamente estarás a cargo de unos cuantos formularios, pero no tocarás dinero ni tendrás que entregar productos. ¿Trato?
—Bueno, suena menos peligroso.
—Y por supuesto que podrás tener algunos productos gratis, no somos tan malos. Mira, si quieres estas pastillas —dice Fred, dándome un paquete—, te harán sangrar la nariz con una mitad y podrás salir de clase para ir a la Enfermería. Afuera del aula te tomas la otra mitad, dejarás de sangrar y tendrás la hora libre para ti.
—Y si quieres puedes darle otras a Cedric así los dos salen del aula al mismo tiempo y aprovechan —se ríe George.
—Qué considerados que son —digo—, pero ¿no afectan... ya saben... las hormonas femeninas?
—Aún no lo perfeccionamos —dice Fred—, lo estuvimos probando sobre nosotros y todavía no hemos muerto desangrados. No podemos responderte sobre cómo actúa en las mujeres, pero si quieres ser la primera en probarlo...
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Leyla y el Torneo de los Tres Magos | (LEH #4)
Fanfiction[Serie "Leyla en Hogwarts": Libro 4] - Libros 1, 2 y 3 disponibles en mi perfil. Un verano que empieza en lo de los Granger y termina en la final del mundial de Quidditch, con ataques imprevistos, suegros por todas partes y luego el anuncio del Tor...