Capítulo 2

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- Aquí tiene su café, señor – dijo con voz suave la mesera mientras dejaba una taza en la mesita que se encontraba frente a Akashi Seijuro.

- Gracias – se limitó a responder ignorando la clara mirada de coqueteo que le enviaba la chica que lo atendía. Siguió fijando su mirada en la pantalla de su laptop negra. Definitivamente los reportes mensuales era lo que más odiaba en su trabajo. Solo porque su padre le había puesto cierta responsabilidad de una de las empresas que comenzaban su crecimiento se veía obligado a seguir en ese café cutre -para su opinión- después de haber terminado las tareas de la preparatoria.

Las miradas que sentía sobre su persona lograban incomodarlo en gran manera. La mirada de las señoras que se hallaban a dos mesas a su derecha y que miraban de manera disimulada al pelirrojo para después murmurar unas cuantas cosas. Tampoco soportaba la mirada de las chicas del local que parecía que lo devoraban con solo la vista. Y lo que menos soportaba era los murmullos de la bola de sujetos -la mayoría chicas- que se hallaban en una esquina. Solo eran un montón de otakus raros de los cuales desconocía por completo el tipo de conversaciones que tenían. Estaba harto, eso era seguro.

El tintineó de la puerta sonó avisando que un nuevo cliente había llegado. "¡Genial! Más gente insoportable" fue lo primero que pensó sin despegar la mirada de las estadísticas que estaba llevando a cabo en ese momento.

- ¡Furihata-kun! – se escuchó decir en voz alta a una chica de cabello negro corto. – Me alegra que ya hayas llegado, por un momento pensé que no podrías llegar o que te perderías. Supongo que las calles de Kioto son muy distintas a las de Tokio ¿no? – siguió hablando la joven a la vez que pasaba su brazo por los hombros del aludido.

- Per... perdona por preocuparte Megumi-san. Es solo que en cierto punto me perdí y no quería causarte más problemas – respondió el castaño con voz nerviosa al igual que la sonrisa que le presentaba a su amiga. – Además de que me siento un poco intranquilo. No estoy seguro que los demás estén satisfechos con que haya sido yo quien escribió esos fanfics que dicen que tanto les gustan – terminó de hablar mientras jugaba con sus dedos sintiéndose apenado por la confianza con la que lo abrazaba la chica.

- No te preocupes por ello. Ellos de seguro te amarán tanto como yo – sonrió para brindarle más confianza a Kouki quien correspondió la sonrisa más calmado – Bueno, será mejor que te los presente, están muy ansiosos por conocer a un escritor tan bueno como tú – dijo a la vez que llevaba de los hombros al chico.

Akashi alzó la mirada de la pantalla para observar al dúo que pasaba a su lado. El chico de hebras castañas, que acompañaba a la única joven que no se le había insinuado, pasaban a su lado y aquellos anteojos de lentes grandes y contorno grueso le daba cierto aire de profesionalismo. Seijuro debía aceptar que la sonrisa que alcanzó a notar en el chico se veía bastante nerviosa y pareciera que quería salir de ahí inmediatamente. Grande fue su sorpresa al observar cómo era llevado hasta la mesa infestada de frikis. No pudo despegar la vista del pobre castaño pues pareciera que las personas que estaban sentados ahí se lo comerían con solo la mirada y de una manera muy distinta a como las chicas del café lo miraban a él.

- Bu... buenas tardes. Mi pseudo nombre es FuriKou. Un gusto conocerlos – soltó con una sonrisa tímida. Tomó asiento para luego ser invadido por preguntas que no lograba entender del todo ya que todos lo hacían a la vez.

- ¡Haber! – cortó con voz fuerte la chica del café – primero que nada, dejen que pida algo, hoy la casa invita a FuriKou – terminó de hablar con una sonrisa tranquila. Le acercó el menú al castaño recibiendo unos cuantos abucheos por parte de los demás lo cual hizo reír un poco al chico de lentes. Furihata miró la carta y pidió un capuchino de caramelo. La pelinegra anotó la orden y se dirigió a prepararlo.

Fundanshi-kunWhere stories live. Discover now